Palabra Pública - N°8 2017 - Universidad de Chile
ginados de los problemas latinoamericanos y de a poco nos damos cuenta de que sí hay corrupción y sí también tenemos narcotráfico. Hace poco tiempo salió en la televisión chile- na un reportaje que hablaba de cómo un gobierno comunal estaba corrupto por el narcotráfico. Era algo sabido. ¿Cuáles crees tú que son las primeras señales de que el narco está entrando en un sistema? -Cuando estaba reporteando América Latina, buscaba pará- metros un poco más claros para entender este fenómeno; cuán- do llega esa narcoguerra a México, cuando se pasa un cierto nivel de homicidios; cuando llegas a Honduras y tienes más de 50 homicidios por 100 mil habitantes; o por los tipos de violen- cia, cuando empiezan a usar, por ejemplo, lanzacohetes, cuan- do empiezan a tener 50 personas peleando en un momento, masacres con 25 víctimas. Es muy difícil y no hay académicos tampoco que hayan puesto parámetros muy claros para enten- derlo. Es el problema con estos conflictos, que no son como las guerras tradicionales. Pero yo creo que podemos ver etapas y niveles. En América Latina y el Caribe encuentras unos diez países que tienen una situación crítica con crimen organizado o narcotráfico. Y luego encuentras otros países que no tienen un nivel crítico pero sí tienen rasgos de eso. Por ejemplo Ecua- dor o Perú. Que sí encuentro narcotraficantes, sicarios paga- dos, pandillas grandes, policías corruptas, pero no tiene el ni- vel crítico como lo tienen partes de México u otros lugares. En México los sicarios llegan a un nivel que puede ser 500 sicarios enfrentando a 2000 policías federales. Que pueden tener un lanzacohetes, que pueden tumbar un helicóptero militar. Si llegan al nivel en que pueden tener más de 250 víctimas en una fosa, sabes que es una tendencia muy peligrosa. Y si em- pieza a haber en un país sicarios armados, equipados, crecien- do, tienes que atender, dar atención. Es mucho más difícil en México, o en lugares donde ya la situación es crítica, resolver- lo, que cuando ya está la situación creciendo. No conozco la situación de Chile profundamente, pero cuando el tema está creciendo es cuando sí hay chance todavía de responder a este fenómeno y evitar que llegue al nivel de otros países. Decías que el control territorial en muchas ciudades de Lati- noamérica todavía está en manos del Estado, que todavía po- día entrar a ciertos territorios. ¿Qué pasa cuando los gobiernos locales, -hablando del caso chileno- podrían estar corruptos? -El control territorial del narco es relativo, o el control del Estado es relativo. El narcotráfico es muy diferente a cómo ope- ra una guerrilla como el Estado Islámico o con el Che Guevara en América Latina, que empieza a tomar territorio en el campo y van ampliando mientras ellos controlan y no dejan entrar al Estado. Es más como una guerrilla urbana que se esconde en las casas y a veces ataca y a veces se esconde. Quiere tener el monopolio del narcotráfico, de las extorsiones, los secuestros. Luego ofrecen un sistema alterno de justicia, que normalmente es monopolio del Estado. También tienen las policías locales corruptas y controladas por ellos. Pasa muchas veces, sobre todo en México, que las policías locales empiezan a ser sicarios tra- bajando para ellos. Luego los alcaldes. Otra cosa que a ellos no les importa es, por ejemplo, brindar educación en las escuelas. No tienen una visión ideológica, como el Estado Islámico; ellos dejan que las escuelas trabajen y a veces cobran a los maestros. Dejan que el Estado venga a quitar la basura, dejan que cobren la luz. Al ejército o las fuerzas federales de México los dejan en- P.37 Nº8 2018 / P.P.
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