Palabra Pública - N°8 2017 - Universidad de Chile

Ioan Grillo (1973) llegó a vivir a México a fines del 2000. Su intención era estar un par de años, pero ya suma 17. Cuando arribó, un día antes que Vicente Fox tomara el poder, Grillo tenía una idea un poco romántica sobre las disputas entre iz- quierda y derecha y las guerras civiles de Centroamérica en los ochenta. Pero en esa época la realidad era que la guerrilla de iz- quierda estaba muy disminuida y el rumbo en general iba hacia la democracia. El choque con el tema del narcotráfico vino después, cuando Grillo empezó a ver el problema de las drogas muy cerca suyo; la cocaína y “piedras” moviéndose en las calles cercanas. En el periódico The News, que publica en inglés en México, comenzó a especializarse en crimen y narcotráfico. Años después escribió para The Houston Chronicles, de Texas, y para la agencia AP, además de medios como Time Magazine, entre otros. A casi diez años de la llegada de Grillo a México, el problema de las drogas estaba adquiriendo otras dimensiones. -De repente no era una historia o una nota policiaca, sino una cuestión de seguridad nacional. No sólo de seguridad pú- blica. También un problema de derechos humanos, con miles de refugiados, con fosas con más de doscientos cadáveres. Y ahí perdió esta cuestión romántica para volverse una cuestión terro- rífica, de mucho horror y dolor de la gente- dice. En tu primer libro El Narco hablaste de México, pero en el segundo, Caudillos del Crimen , cruzaste la frontera y abar- caste el resto de la región, con países como Jamaica y Brasil. ¿Cómo operan los cárteles en el resto de los países? -El narcotráfico y el crimen organizado son dos cosas conec- tadas pero que son distintas. En México, cuando hablan de “el narco” hablan en general del crimen organizado. Mucho de lo que hacen no tiene que ver con las drogas. Están robando petró- leo, extorsionando, secuestrando. Si hablamos del narcotráfico y el crimen organizado en América Latina encuentras diferen- cias en cada país, pero también cosas en común importantes. Cuando comparo en el libro un cártel en México, que son los Caballeros Templarios, una pandilla en Centroamérica, una en Jamaica, y el Comando Vermelho en Brasil, encuentras cosas en común: todos tienen un uso de violencia muy fuerte, basado en un reclutamiento masivo de jóvenes de zonas pobres que son pagados y entrenados y siguen órdenes para matar. También todos tienen un control del territorio y tienen - en México les dicen “halcones”- personas que vigilan quién entra y quién sale. Es un control territorial relativo, en que el Estado sigue entran- do en estas zonas, pero con problemas. Otra cosa interesante es la forma en que los grupos tienen un sistema de justicia alterna. Si alguien en el territorio por ejemplo viola a una mujer y no tiene permiso, muchas veces ellos tienen sus juicios y castigos alternos. Lo ves en Jamaica, México, Centroamérica, Brasil. También hay diferencias muy grandes. En México los cárteles ganan miles de millones de dólares traficando la droga hasta Estados Unidos. Los MS13 en Centroamérica tienen recursos bajos, principalmente de extorsión, de negocios chicos. En Bra- sil tienen sus recursos principalmente de la venta de cocaína y marihuana a nivel local. Chile es un país que tradicionalmente parecía estar fuera de este panorama. Siempre se cree que estamos un poco mar- “Estaba viendo la colección de armas de un narcotraficante, que tienen armas con diamantes y varias cosas. Y tenía un arma que tenía una imagen de Pancho Villa, otra que tenía la imagen de Versace. Entonces al mismo tiempo les gusta identificarse como un rebelde, contra el sistema, y con un ícono de la moda y la riqueza. Es una cosa rara que se expresa muchas veces en la narcocultura”. P.36 P.P. / Nº8 2018

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