Palabra Pública - N°8 2017 - Universidad de Chile

excepción de una que es del área hispánica. Todos fuimos estudiantes de la Universidad de Chile y también del curso que originalmente se impartía para profesores de español, un curso de verano. Los cursos, al ser abiertos, reflejan la diversidad que la U. de Chile tiene respecto al origen de sus estudiantes. El econó- mico, social, religioso, esa variedad, también está presente dentro de los cursos de español porque puede asistir cual- quier persona, sin importar su lengua materna, qué escolari- dad tiene, si ha asistido a la universidad o no, ni los motivos que lo hacen estar en Chile, ni la edad. Eso permite que en la mayoría de las aulas haya gente entre 18 y 50 años, de lugares diversos como Brasil, Finlandia, Indonesia, Japón, todos en una misma sala. Y eso lo hace muy rico para ellos, desde una perspectiva inter y multicultural, y también muy desafiante para los profesores, porque no hay otra lengua posible que el español. Los haitianos han formado parte de los cursos regulares, sea porque ellos se han costeado los cursos o porque –como hicimos a partir de este año- están becados. Hasta ahora he- mos tenido dos personas becadas. Ha sido una experiencia muy positiva porque también a los otros extranjeros que vi- ven en Chile, que ya han tenido información de este grupo de migrantes, les permite conocerlos directamente y saber que estas realidades son súper distintas. En las clases puede estar, por ejemplo, una francesa que está en Chile porque su marido es un alto ejecutivo que está trabajando en la cons- trucción del metro, junto a una haitiana que está trabajan- do, que está becada, que le cuesta ir a clases, y muchas veces Claudia Flores durante una clase de español. P.19 Nº8 2018 / P.P.

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