Palabra Pública - N°8 2017 - Universidad de Chile
en buenas condiciones, es decir, una dentición ojalá completa, bien alineada y con dientes sanos o restau- rados con materiales estéticos similares al color na- tural. De no tener una buena salud bucal, un poten- cial empleador suele estigmatizar a quienes buscan trabajo. Como destaca la doctora Iris Espinoza, “te- ner una buena salud bucal es una marca social y de clase. Un estudio de marketing en Estados Unidos describe que una persona sin dientes se considerará que pertenece a un nivel social bajo, podría ser poco sociable y no adecuada para la atención de público o para puestos de trabajo de mayor jerarquía. Por lo tanto, el hecho de tener o haber sufrido de en- fermedades bucales genera una serie de aprensiones que determinan discriminación y limitación de las opciones laborales”. Estos mismos prejuicios, según la académica, son comunes en Chile y demuestran la importancia de la salud bucal más allá de la función de masticar los alimentos. Según Espinoza, los dientes se pierden cuando las caries y enfermedades periodontales (de las encías) progresan a estados avanzados o irreparables, una situación que es mucho más frecuente cuando por falta de recursos económicos no se puede optar a un tratamiento restaurador con un odontólogo. La académica destaca que “al inicio de la odontología y durante gran parte del siglo XX, la principal solu- ción frente a un dolor dental fue extraer los dientes o molares afectados en los servicios de urgencia. Una práctica que en nuestro país se mantenía debido a la limitación de recursos económicos, de personal e infraestructura para otorgar amplia atención den- tal a la mayor parte de la población y por la escasa oferta de horas en los servicios de atención primaria para realizar tratamientos restauradores en adultos. De este modo, la situación dental de los adultos en Chile terminó siendo un reflejo de la pobreza en la población de adultos. Quien tuvo capacidad de pagar accedió a tratamientos preventivos y de restau- raciones dentales”. La investigación mencionada corresponde a la tesis del Doctorado en Salud Pública de Espinoza, que a su juicio realiza una contribución relevante, pues “avanzamos en demostrar que junto con la alta pre- valencia de los problemas dentales existen profun- das desigualdades sociales en pérdida dentaria y en el acceso a tratamiento odontológico en adultos en Chile. Además, por primera vez incorporamos la valoración de la influencia del contexto territorial desde una perspectiva de determinantes sociales de la salud, considerando el nivel socioeconómico re- gional medido con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y la presencia de flúor en el agua potable, que corresponde a la principal medida preventiva de ca- ries en salud pública en la explicación del nivel de sa- lud bucal de los adultos. Los resultados de medición de estas inequidades permitirán tener un parámetro para evaluar en el futuro el efecto de los programas y políticas públicas”. La clave: prevención y trabajo comunitario La directora de la Escuela de Pregrado de la Facultad de Odontología, Nora Silva, señala que para superar el enfoque curativo, que opera cuando las personas ya tienen sus piezas dentales dañadas, esta unidad está enfocada actualmente en la prevención de los problemas asociados a una mala salud dental y en la promoción de hábitos saludables. “Nosotros hoy estamos apuntando a eso. Si bien es cierto que lo curativo, que tiene que ver con el tratamiento de En Chile, quienes tienen mayor educación poseen ocho dientes más en relación a quienes sólo han accedido a la educación básica. P.15 Nº8 2018 / P.P.
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