Palabra Pública - N°7 2017 - Universidad de Chile
nacional e internacional en lo relativo a la gene- ración del conocimiento en la Patagonia, Tierra del Fuego, territorio Sub-antártico y Antárti- ca”. Por su parte, la Universidad de Tarapacá, la más septentrional del país, señala que “realiza su labor académica en las regiones XV y I, y ade- más proyecta su quehacer en el contexto de la Región Centro Sur Andina. Como parte de su impronta y de su rol estratégico institucional, la universidad prioriza los méritos académicos, apuesta a la generación de movilidad social y a la preservación y cultivo de un patrimonio cul- tural milenario, junto a la integración académica con Perú y Bolivia”. Queda muy claro que ambas universidades tienen plena conciencia de su papel geoestratégico, comprometiéndose con el estado nacional, pero también han incorporado una mi- rada que las trasciende, para aproximarse primero a la problemática local y regional, luego la trans- fronteriza, internacional y global. La universidad de Magallanes lo demuestra con su mirada hacia la Patagonia y Tierra del Fuego, que posterior- mente proyecta hacia el territorio Sub-antártico y la Antártica, los que sin duda están llamados a ocupar un lugar preferente en el mundo en un fu- turo no muy lejano. Por su parte, la Universidad de Tarapacá prioriza su quehacer en las regiones fronterizas de Arica-Parinacota y Tarapacá, pero tiene plena conciencia de la importancia de la re- gión centro sur andina (incluye a Perú, Bolivia, el noroeste argentino y norte grande de Chile), que no sólo se destaca por su reconocido patrimonio cultural, sino porque es una región sub-continen- tal con grandes ventajas comparativas. La posición geoestratégica de las regiones extremas y, por añadidura, de sus universidades, no siempre ha sido valorada por los estados centrales. Prácti- camente desde que se incorporaron soberanamen- te al territorio nacional, tanto Magallanes como Arica-Parinacota y Tarapacá, sus habitantes han tenido que luchar por alcanzar reconocimiento y políticas públicas que les permitan el desarrollo. No pocas veces estas regiones han sido vistas como contenedores de riquezas, como lo fue la fiebre del oro y las ovejas en la Patagonia, o el guano y el salitre en Arica-Parinacota y Tarapacá. En ambas regiones extremas también se repitió la misma his- toria respecto de la negación del indígena y han sido precisamente las universidades mencionadas las que lo han valorado en su humanidad y cultu- ra. Igualmente, la definición de las fronteras con Argentina en Magallanes, con Perú y Bolivia en Arica-Parinacota y Tarapacá, han sido fenómenos que han marcado las historias regionales. A pesar de ello, se han caracterizado por valorar proyec- tos transfronterizos de integración cultural y física desde el siglo diecinueve hasta la actualidad, ante la evidencia de que sólo ella permitirá un desa- rrollo complementario entre regiones asociativas de fronteras (“Globalización, geografía política y fronteras” de Sergio Boisier). Sólo queda esperar que el estado central comience a valorar el queha- cer geoestratégico y misional de las universidades regionales estatales, especialmente en zonas extre- mas y fronterizas. “(En regiones extremas, las universidades) se han caracterizado por valorar proyectos transfronterizos de integración cultural y física desde el siglo diecinueve hasta la actualidad, ante la evidencia de que sólo ella permitirá un desarrollo complementario entre regiones asociativas de fronteras”. P.64 P.P. / Nº7 2017 / Dossier
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