Palabra Pública - N°7 2017 - Universidad de Chile

P.17 Nº7 2017 / P.P. cramentos. Y con fiat lux (hágase la luz). Yo te bautizo, yo creo el mundo. Austin lo dice muy bien, las palabras divinas son eficaces. Gorgias decía que el discurso es el mayor tirano porque con el más peque- ño de los cuerpos (la palabra) ‘performa’, acaba, realiza completamente los actos más divinos. Eso tiene un eco perturbador con las palabras de Desmond Tutu: “se tiene la costumbre que pensar que el lenguaje dice las cosas. La Comisión no comparte esa opinión. La Comisión piensa que el lenguaje, discurso y retórica, hace las cosas, construye la realidad”. ¿Le ha tocado trabajar en otras experien- cias parecidas? -No. Lo he hablado con otra gente que trabajó en Sudáfrica y luego en otros lugares. Hubo comisiones a las que fui a ver como observadora externa, como en Burkina Faso, que era una Comisión que el Presidente había armado para amnistiar- se a sí mismo de un crimen horrible. En Marruecos hubo una Comisión de Re- conciliación, pero sin Verdad, donde sólo hubo reparación a las víctimas. Ellas debían decirlo todo salvo el nombre de sus verdu- gos, que tampoco estaban presentes, pero se sabía que eran oficiales y que el principal era el anterior rey de Marruecos. En cada lugar es diferente y Sudáfrica estaba en cir- cunstancias muy particulares. Allí era baño de sangre o reconciliación. Francia y su otro ¿Está pasando un momento difícil el multiculturalismo francés? -Bueno, casi acabamos de ser lepenis- tas. Hay una gran escucha de ese tipo de discursos, de rechazo a los extranjeros y al otro por definición, y a los musulmanes en particular. Es un discurso de no acogida y de cierre identitario. Ahora bien, ninguna identidad está cerrada sobre sí misma, por- que necesita de extranjeros y de otros para ser ella misma un otro. ¿El reconocimiento lingüístico o la ense- ñanza del árabe en los colegios pueden ser una solución? -Cada día se ofrecen más cursos de ára- be así como cursos de francés, porque tiene que haber reciprocidad y más de una len- gua. Creo que si, en las escuelas, en lugar de sostener el discurso habitual a los niños, que consiste en decir “siéntese y cállese”, se les preguntara qué idiomas hablan, estaría- mos mucho mejor. ¿El Estado francés puede hacer algo por un nuevo tipo de relaciones? -No lo sé. Pero sí podría comenzar por acoger correctamente a los inmigrantes. ¿La elección de Macron fue un alivio? -Entre Macron y Lepen, o Fillon o incluso Melenchon, con su populismo, prefiero a Macron. Entonces estamos ali- viados, pero hay que ver qué políticas va a adoptar. Yo estoy en un estado de espera, con más ganas de ayudar a que esto resulte bien que de obstaculizar. Él fue ayudante de Ricoeur, así que tiene una sensibili- dad filosófica e intelectual cierta, y tiene suerte, lo que ya es bastante y significa un cambio en relación con lo que había an- tes. Pero por el momento, en lo que atañe a los refugiados, los hechos no son muy alentadores. “Creo que si, en las escuelas, en lugar de sostener el discurso habitual a los niños, que consiste en decir ‘siéntese y cállese’, se les preguntara qué idiomas hablan, estaríamos mucho mejor”.

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