Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos
30 líquido amniótico, captándose incluso ruidos del exterior. Ello lleva a que aprenda los sonidos de su idioma materno desde el vientre. Como se ha afirmado, durante la primera infancia los circuitos de la corteza cerebral poseen un estado de alta plasticidad (adaptaciones de los circuitos neuronales frente al aprendizaje o frente a las contingencias) que facilita su modificación. En esta etapa del desarrollo, la ausencia de experiencias sensoriales, principalmente las relacionadas con la visión y la audición, puede tener serias consecuencias funcionales (Campos 2010). Por consiguiente, la didáctica debiera basarse en los aportes de las neurociencias, lo que se ha denominado neurodidáctica. Por lo expresado anteriormente, es de relevancia que al diseñar, desarrollar y evaluar programas se consideren las condiciones ambientales y los contextos en que se desarrollan los niños y niñas, ya que literalmente “esculpen” el cerebro. Como señalan investigaciones (Gerhardt en Angulo y Stella 2013), el área prefrontal del cerebro es considerada como el cerebro social y no se desarrolla automáticamente, ello es resultado de las respuestas frente a la interacción que el bebé experimenta, pero estas deben ser atractivas, relevantes, no limitadas a palabras o instrucciones. En tal sentido, el educador debe proveer de importantes y desafiantes experiencias de aprendizaje, impulsando a reflexionar tanto a educadores(as) como a adultos familiares, frente a lo que es bueno para los niños y niñas, sin situaciones artificiales o poco naturales y que sean especialmente gratas y desafiantes para ellos. Como expresan Friedrich y Preiss, el principio fundamental de la neurodidáctica es “hacer que los infantes aprendan en consonancia con sus dotes y talentos […] solo los pedagogos que conocen las capacidades de sus alumnos, pueden alimentar el cerebro que aprende con lo que anhela” (Friedrich y Preiss 2003: 45). Así se debe resguardar que la base de toda acción educativa en esta etapa de vida conserve los paradigmas y principios vigentes y propios de una pedagogía de la primera infancia, a lo cual se pueden agregar aportes específicos de acuerdo con sustentos teóricos aportados por las neurociencias, constituyendo la neurodidáctica. Haciendo una relación con lo que plantea Zabalza, estas experiencias deben tener algunas características y una de ellas es el respeto a la singularidad de ellos(as) y de su contexto familiar y cultural: “A la escuela de la infancia acceden niños-ambiente, niños de carne y hueso, por
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