Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

29 desarrollo del cerebro, la salud, el comportamiento y el alfabetismo, por lo cual podemos afirmar que la educación inicial temprana redimensiona el desarrollo infantil (Mustard 2006). Por lo anterior, queda clara la importancia del desarrollo infantil y las experiencias de aprendizajes en los primeros años y las consecuencias futuras positivas o negativas según el acceso a esas oportunidades. La conexión establecida entre neuronas es trascendente para el desarrollo cerebral, porque esas vías neuronales formadas durante los primeros años de vida determinan, en gran medida, la forma en que aprendemos, pensamos y actuamos en la vida adulta (Kotliarenco 2002). Expuesto lo precedente, son de relevancia las oportunidades de aprendizaje que tengan los niños y niñas en los primeros años de vida, incrementando así la sinapsis entre neuronas. De esta manera, los “primeros pasos, las primeras palabras y frases, las travesuras, la exploración, el descubrimiento, las habilidades físicas, sociales y emocionales que cada día son más significativas, son la confirmación visible de un cerebro en constante desarrollo, determinando el desarrollo cerebral […] formando funciones cerebrales fundamentales” (Campos 2010: 50). Dada la relevancia de esta etapa de vida, se ha afirmado que durante el desarrollo del bebé existen “períodos sensibles” o “ventanas de oportunidades” para ciertos aprendizajes, debido a que el cerebro estaría más activo que en cualquier otro momento de la vida, es por ello por lo que este período es denominado “crítico”. Antes de los tres años, el cerebro presenta una plasticidad neuronal en ciertas áreas, “a través de las cuales se adquieren con mayor facilidad los distintos tipos de conocimientos y habilidades” (Kotliarenco 2002) con los que se finaliza el proceso iniciado en la etapa prenatal. Estas ventanas de oportunidades se manifiestan en algunos sistemas sensoriales, como la visión, la audición y probablemente el tacto y, para algunos estudiosos, ello debe potenciarse desde antes del nacimiento (Tomatis en Ibarra 2011), ya que se sabe que en el feto lo primero que se desarrolla es el oído y a las 12 semanas los nervios; pulmones y diafragma empiezan a sincronizarse con los primeros patrones de sonidos absorbidos por el sistema nervioso: corazón de la madre, ruidos de su digestión, de su respiración, de la voz por medio de las vibraciones que se transmiten a través del

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