Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos
187 ocasiones las prácticas pedagógicas referidas a la evaluación dan cuenta de una mirada homogénea, donde se evalúa con el mismo instrumento a todos los niños y niñas, en la que la evaluación, más que ser un medio para recabar información, sirve para clasificar estudiantes (Manhey 2009). -Un proceso. Y tiene etapas que la convierten en rigurosa. En tal sentido, estas serían (Castillo y Cabrerizo 2003): a) Obtención de información. Se refiere a la recopilación de datos a través de procedimientos válidos y fiables. Ello se hace por medio de instrumentos y/o procedimientos seleccionados con rigurosidad. b) Formular juicios de valor. Los datos obtenidos deben permitir fundamentar el análisis y posterior valoración de estos, aportando al juicio valorativo. Es importante que este vaya ligado a un marco de referencia, antecedentes teóricos como empíricos, por ejemplo, la historia particular del niño. c) Tomar decisiones. Posteriormente a la recolección de información, análisis y valoración según marco de referencia, se toman decisiones, tales como continuar con el objetivo (o aprendizaje esperado seleccionado), complejizarlo, cambiar de estrategias didácticas, usar otros recursos, variar la experiencia u otras sugerencias que debieran de escogerse producto de la reflexión personal y de equipo. Lo importante es que esto no sea mecánico ni homogeneizarte para todos los niños y niñas y además no se centre solo en ellos. Se requiere por tanto una “evaluación lenta” basándose en los postulados de la “Pedagogía Lenta”, donde se manifiesta que, si bien son importantes los resultados, es necesario detenerse en el proceso y en aspectos que se ven muchas veces infravalorados como el desarrollo personal del “estudiante”, lo que supone una reivindicación en la que el(la) niño(a) es el centro (Zavalloni 2011), sin apresurar resultados, ni mejorar lo que él hace, donde el error es fuente de aprendizaje. Estas características nos llevan a reflexionar ante la importancia de la evaluación y sus implicancias no solo pedagógicas, sino en el desarrollo de una persona, donde muchas veces se estigmatiza producto de una evaluación. Así, como hace mención Bassedas, en esta etapa “la evaluación debe servir básicamente para actuar, para tomar decisiones educativas, para observar la evolución y el progreso
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