Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

186 -Un proceso y no un acto aislado (Santos Guerra 2014). Es decir, se debe entender la evaluación como un proceso sistemático. Menos aún en estas edades hacer actividades especialmente para evaluar, sino que la evaluación se recoge de un hecho natural, en un contexto real. Además, se puede desarrollar en diferentes instancias y tener finalidades distintas. Por el contrario, si el educador escoge una lista de cotejo o control, su foco de atención será el producto y no se detendrá en el proceso, dado que este instrumento consiste en una tabla de doble entrada en que solo tiene categorías dicotómicas: si o no y no es escalar, es decir, no hay una gradación de lo que se pudiera observar, impidiendo recabar información con mayor profundidad. Por otra parte, no debiera de existir un día de la evaluación, sino que cada experiencia permite recoger valiosa información. -Un acto participativo (Santos Guerra 2014). Especialmente en estas edades donde es importante recoger, analizar y tomar decisiones con respecto al desarrollo y aprendizaje de los niños y niñas y con gran participación de los agentes educativos y, especialmente, de la familia. Al respecto es interesante señalar que ya desde los años 60, Paulo Freire postulaba su teoría desde una perspectiva dialógica. Ello incluía a toda la comunidad participante. Freire definía la dialogicidad como una “exigencia de la naturaleza humana y también una reclamación a favor de la opción democrática del educador” (Freire 1997: 100). -Un reflejo del concepto de niño y niña. Contar o elaborar instrumentos que cotejen presencia o ausencia de conductas, limita la riqueza de lo que son y pueden hacer las personas. Al disponer de instrumentos de carácter más cualitativos, nos ayudarán a comprender mejor lo observado en niños y niñas. -Una responsabilidad profesional. Para evaluar, hace falta tener un conocimiento especializado del proceso de enseñanza y aprendizaje. Al respecto, es necesario que los(as) educadores(as) tengan formación sobre qué debieran saber los niños y niñas y cómo aprenden especialmente, además de estrategias didácticas relacionadas. -Un reflejo de la diversidad. En tal sentido, ante una experiencia de aprendizaje habría que tener presente diferentes niveles de exigencia traducidos en objetivos (aprendizajes esperados) y evaluar recogiendo esas peculiaridades. Por el contrario, en

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