Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos
110 desconfiar de lo que ven nuestros ojos y oyen nuestros oídos. La escucha activa nos lleva a comprender cómo los niños piensan, desean, hacen teorías o nos introducen en sus caminos emocionales (…) Sin escucha, el adulto pierde las herramientas imprescindibles de su propio trabajo: el asombro, la maravilla, la reflexión y la alegría de estar con los niños” (en Hoyuelos 2006: 127). Hay que entender a los bebés, niños y niñas, a través de una escucha atenta, la observación y acogida a sus necesidades, por ejemplo, atenderlos cuando lloran es indispensable. Se ha señalado que cuando los bebés lloran y nadie los atiende, se estresan, las neuronas mueren, ya que se libera una hormona tóxica llamada cortisol. Además de ello, se daña la autoregulación, por lo que debe de haber un adulto responsivo, es decir, un adulto atento a atender sus necesidades (Dawson en Narvaez 2013). Como dice Goleman, el impacto que tiene la crueldad o el amor con que se trata a los niños y niñas “modela el funcionamiento mismo del cerebro […] la infancia constituye una ocasión que no debiéramos desaprovechar para impartir las lecciones emocionales fundamentales” (1996: 128). Dado que los seres humanos son permeables al influjo de otras personas, ya que éstas de alguna manera nos moldean, tanto nuestro sistema fisiológico como nuestro sistema mental, los que se van desarrollando a medida que nos relacionamos con otras personas (Sue Gerhardt 2004), es por tanto necesario que los agentes educativos no pierdan de vista esto en su relación diaria con los niños y niñas. Con respecto a lo que se planifica algunas sugerencias: -Hablarles con dulzura al invitarlos a una experiencia y durante esta. -Permitir que los niños y niñas escojan, por tanto, no imponerles nuestras ideas. -Cuidar que tengan una buena alimentación, higiene y cuidados y no hacer de estos momentos actividades rutinarias y mecánicas, siempre interactuar con afecto. -Planificar experiencias que estén a su alcance, que sean desafiantes, respetuosas y lúdicas. -Respetar las decisiones de los niños y niñas sin imponer lo que los adultos arbitrariamente piensan para ellos y ellas.
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