El testimonio : 1972-1982 : (transformaciones en el sistema literario)

H. Son géneros afines al testimonio: por la línea genética periodística: el artí­ culo, el reportaje, el gran reportaje, la crónica; por su ascendencia histórica: la historia como discurso textual, la crónica, la carta de relación; por su naturaleza li teraria. la biografía, la epístola, la memoria, el diario íntimo, el diario de viaje, el "recado'1, el ensayo; por sus lindes con la ciencia: el ensayo antropológico, el en­ sayo sociológico. Los deslindes con estos géneros son en general difíciles de estable cer y precisar, no sólo por la inexistencia de teorías tanto para el testimonio como para cada uno de ellos, sino porque en la práctica literaria sus campos de escritura se encuentran, y sus estructuras se reproducen entre si. El testimonio, por ejemplo, pue­ de asumir la forma de diario, o de epistolario. Hay testimonios que nunca han pensado ser novela-testimonio, como el Biografía de un Cimarrón, así denominado aunque tampoco se autopostuló como "biografía" uno como ensayo étnico, el cual finalmente Barnet ha definido como "novela". Juan Pérez Jolote, de Ricardo Pozas, fue escrito también como un ensayo etnológico, pero fue leído por el público como una novela, pasando finalmen­ te a integrar el Corpus de las obras maestras deltestimonio latinoamericano. Sin em­ bargo, se puede apuntar algunas distinciones. En general el periodismo tiene un inte­ rés noticioso, quiere informar y hacerlo con oportunidad, novedad y síntesis. El ar­ tículo periodístico es inmediato a los acontecimientos, además, y su único objetivo e sencial es informar; secundariamente interpreta y conduce la opinión pública, convence y persuade. El reportaje es también noticioso, no le interesa el testigo en sí, recrea los hechos a partir de datos fidedignos evidentes. Este, especialmente en su variante del gran reportaje, puede alcanzar la categoría de testimonio, por su capacidad de en tregar una experiencia total, establecer algunos elementos de interpretación y deten­ tar un nivel revelador de toda una estructura superior al hecho mismo que reproduce. Es el caso de la obra de John Reed, v.gr. La memoria es morosa, detallista y subjetiva. Incluye todo lo que pasa frente a los ojos de la evocación, pero no va en busca de algo determinado, como el testimonio, para el cual el detalle es siempre pertinente. A la memoria le interesará los elementos plásticos de sus cuadros, la luz,los tonos, la tex tura de las telas, como detalle en sí valioso; al testimonio sólo en la medida que apun te a completar la trasmisión y registro de una experiencia. La memoria sólo quiere re­ construir; el testimonio reconstruye para denunciar, transformar, conmover, revelar, producir significado. La única unidad de la memoria es la unidad delsujeto individual que realiza el ejercirio "mnemotécnico" literario; la unidad del testimonio es la uni­ dad de un acontecimiento histórico y de la matriz social desde la cual se aprehende. Si la historia como ciencia es la "exposición fiel y metódica de lossucesos importantes1', el testimonio, siendo literatura de historia verdadera, no es ni metódico ni está limi­ tado a los hechos importantes. Al contrario, el testimonio está regido por la ley de una expresión de los hechos en la voz de sus protagonistas sin voz histórica oficial, y por ello su atención a lo cotidiano, lo común, dentro delmarco de una dimensión mayor. Su único método es la fidelidad a los hechos, siguiendo para su narración los caminos más diversos hasta entregar una experiencia completa. No debe confundirse el testimonio ni con la crónica, como relato histórico, ni con la carta de relación. Ambas están en su especificidad— más cercanas a la función del periodismo, especialmente en la antigüedad,

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