El testimonio : 1972-1982 : (transformaciones en el sistema literario)

36 integra» así como por la mantención de un suspenso continuado, creciente en intensidad y no resuelto en su final anecdótico,es te testimonio escrito por Florencia Varas y alentado en su con cepción ideológica por Claudio Orrego, co-autor aunque no co- narrador en sentido estricto, es a nuestro juicio una obra con­ siderable como maestra del género en el período. La autora,tal como lo percioimos, comete el error liberal de creer ingenua - mente en la objetividad, y no racionalizar su propia situación como ser histórico, cosa que ya nos señalaba Roque Dalton al hr cer conciente como tal sus propias contradicciones(26). b) Discurso de circulación violentada. Dentro del marco político nacional e internacional que enfren­ taba el régimen el año 1979, con ya no sólo una creciente y a guda descomposición de sus bases de apoyo, sino un evidente au ge del descontento y de manifestación de una oposición relati­ vamente organizada (Grupo de los Diez, Coordinadora Nacional Sindical) principalmente demócratacristiana, la que contribuía a producir un clima de reactivación general del movimiento de masas y apuntaba ya algunas características de enfrentam i bajo la polarización pueblo-régimen; obras comunicativas como los testimonios aparecidos, y especialmente el del general Leigh, resultaban explosivas. Los hechos relacionados con el descubrimiento del cementerio clandestino de los hornos de Lon quén, fue un caso que conmovió e indignó a la opinión pública, y escandalizó internacionalraente. Recrudece en 1S78 el proble ma de los desaparecidos. El régimen, en el aspecto que nos in teresa en particular, reactiva los mecanismos que restringen los canales de circulación de la información» poniendo en prác tica e incentivando su política de comunicaciones. El bando 107 de marzo de 1977 y la circular 451, habían sido reemplazados y superados por el bando 122 del 22 de noviembre de 1978. En estos estatutos se estipulaba que cualquiera nue va publicación debía ser autorizada por DJNACOS. En la prác­ tica las editoriales operaban enviando, una vez publicadas sus obras, una copia a la Dirección de comunicaciones. El sistema cambió cuando el 26 de diciembre de 1979, editorial Aconcagua, editora de los testimonios referidos más atrás, recibió una car ta de la autoridad correspondiente en que se le recordaba la existencia de esos estatutos de control, y específicamente del bando 122 (27) .

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=