El testimonio : 1972-1982 : (transformaciones en el sistema literario)
20 obra científica es conocida internacionalmente. En 1977 publi có en francés su primera novela: Los búfalos, los jerarcas y la huesera. Esta segunda novela suya que nos interesa, está cons- truída con materiales de carácter testimonial, con información recogida desde su función profesional; sin embargo, es una his toria imaginaria, donde los elementos testimoniales se diluyen bajo la hegemonía de la función narrativa novelesca tradicional de la ficción. Es lo que denominamos un testimonio en sí, pero no un texto que podamos asimilar al género testimonio. Singu lar además como novela escrita por una mujer, constituye quizás uno de los momentos más elevados que haya alcanzado la novelís tica femenina chilena en todos sus tiempos. Toda esta multiplicidad de relatos breves o extensos, constitu yen el texto multifragmentado del testimonio literario chileno que entre los límites de esta primera etapa narra los aconteci mientos vividos por nuestra sociedad, en la voz de sus testigos o mártires populares. En la segunda etapa, que como lo hemos señalado coincide aproximadamente -sin constituir un epifenómen pero cuya génesis es posible justamente por las características propias del marco de producción- con el proceso de institucic— nalización, encontramos el segmento del corpus propiamente inte rior. Si el primer segmento, del discurso exterior, se caracte riza por su emergencia, constituyendo un texto de denuncia, en esta segunda etapa vemos aparecer dentro de Chile dos elementos nuevos: un discurso de circulación violentada, y un discurso secreto, con casos muy definidos. Ejemplos del primero son los textos Lonquén, de Máximo Pacheco, y Una Herida Abierta, de Claudio Orrego y Patricia Verdugo. Ejemplo del segundo caso es un testimonio de Pablo Cantero sobre el niño Veloso. Encontra mos también en esta última modalidad textos producidos en el exterior públicamente que son reeditados clandestinamente en el interior y que circulan por este circuito, como es el caso de Escribo sobre el Dolor y la Esperanza de mis Hermanos, testimo nio de Luis Alberto Corvalán editado por las Juventudes Comunis tas de Chile en Enero de 1980; también el texto Pri-Gue, de Ro lando Carrasco. U otros textos que sin ser reeditados secreta mente en el interior, circulan sus publicaciones en ediciones externas semi-clandestinamente. Se trata en este último caso de libros sobre los cuales no ha habido un pronunciamiento par ticular y explícito del gobierno militar, pero cuya naturaleza los incluye dentro de lo que la autocensura popular conceptúa
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