Publicaciones infantiles y revistas de historietas en Chile : 1895-1973

39 mostrar lo que la realidad es. Debe ser simplemente una media­ ción sin sentido, sin objetivo» Y esto la convierte inmediata­ mente en evasiva» Como todo otro fenómeno dentro de las sociedades con grandes inarmonías en la distribución de la riqueza, la historieta debe disfrazarse, ocultar sus verdaderos mecanismos .y sus objetivos reales» El .h'ombre ■debe mirarse para descubrir las reales condi ciones de su existencia; la historieta no contribuye a ello y a veces lo impide» La entretención provista por la historieta es distracción, evasión.' En un sistema social alienante, lo fundamental es que si un trabajo1es rudimentario, sin incenti­ vos dignos, explotado, rutinario, por necesidad obvia, al termi nar, el trabajador requiere de algo que lo recarge dé la ener - gía perdida. Aquí es donde entran a actuar los medios de comu­ nicación de masas. La posibilidad del descanso, de la tranqui­ lidad, en la lectura, se concreta en la historieta que lo dibier te. Lée una historieta que no le hablará de él, ni de sus veci nos, sino de la selva, del oeste, de los detectives, de las gue rr.as, de un mundo de animales personalizados. El hombre necesita hoy en día entretenerse, principalmente por­ que en las actividades laborales 'que desempeña no tiene realiza ción humana, integral» Como la historieta contribuye a impedir el 'conocimiento del hombre sobre .sí mismo, sobre los otros, so­ bre el mundo, los nombres también carecen del conocimiento para descifrar lo que la historieta verdaderamente es. 'Este trabajo del hombre, que no está del todo auténticamente realizado, no le permite al hombre un gozo real, ni con la historieta, ni con otras muchas instancias. La historia tradicional es un elémento más que constituye parte de las instituciónes de la hegemonía de una sociedad. El nivel que le corresponde es la cultura de masas,;lo que significa que una industria editorial del bloque dominante la producirá para el consumo de los subalternos. La ideología que acompaña a es­ te fenómeno mismo implica que el producto de maáas debe ser seri tido como propio por el que lo recibe, como si fuera una autén­ tica expresión cultural del mismo y no la simple récepción de un proceso de comunicación típicamente vertical. La imagen que de los grupos subalternos se da'en los productos de la cultura de masas no es la imagen que ellos tienen de ellos mismos sino que aquélla que el bloque dóminante quiere imponer. Eñ este

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