La industria cinematografica chilena : desafios y realidades

Provoca impresión la información de que un alto porcentaje de niños y jóvenes no han asis­ tido nunca a una sala de cine. Se valoran altamente los programas de educación cinematográfi­ ca para éstos, y el que se realicen en salas de cine propiamente tales. Se enfatiza que la única manera de favorecer el hábito y el gusto por asistir al cine es a través de un trabajo con los más jóvenes, que son al fin y al cabo, el 50% de la población nacional. Hay pesar por la suspensión del programa de cine-foros de A. Vega, motivado por dificultades económicas. A propósito de la tésis que el cine chileno despierta alto interés en el espacio de cine-arte que conduce M. Silva en Canal 7. películas chilenas como las de José Bohr provocan especta­ dor! y buenos niveles de audiencia. La gente en general de estratos populares escribe comen­ tando la película y celebrando su exhibición. No ocurre lo mismo con otras películas de mayor valía artística. (Ilitchock. etc.). De ahí que películas chilenas con buenos temas y buenos ac­ tores tendrían que encontrar aún mayor acogida que las mencionadas. Se comenta que es la­ mentable que programas como el de cine arte de Canal 7 se dé a un horario tan inaccesible (tarde en la noche), ya que es casi el único espacio masivo de difusión y comentarios de buen cine. Se explica que las redes de difusión de video no sólo son válidas en la actual coyuntura, porque son instancias de participación, de vida comunitaria, de diálogo social, de valorización de la comunidad y generación de conciencia de identidad, todas ellas funciones sociales impor­ tantes en sí mismas. A la vez. se aclara que ver video grupalmente, en un local especialmente acondicionado, tiene más semejanzas con ver cine en sala que con ver televisión en la casa de ca­ da cual. Implica una voluntad activa de desplazarse y asistir, un nivel de concentración mayor, etc. por lo que también sería una forma de acercar a la gente a los espectáculos audiovisuales proyectados en sala, como el cine. — La crítica y el cine nacional. La crítica al cine chileno es puesta en discusión. Algunos piensan que debe ser tan rigurosa como con el cine de otro origen: los críticos plantean que no quieren emplear el mismo pará­ metro de! cine con más trayectoria y medios, puesto que el contexto de producción nacional es diferente. Sin embargo, la discontinuidad del cine nacional impide elaborar criterios de valida­ ción propios, e inconscientemente, se tiende a favorecer el cine nacional. Una crítica de cine chileno y latinoamericano debiera desarrollar puntos vista de base antropológica, y no sólo esté­ tica, dando así un basamento científico de sus puntos de vista. Existiría una confusión en la demanda a! crítico de apoyar el arte dramático nacional. Al­ gunos piensan que debieran ser publicistas de este cine, y resienten el ejercicio crítico como un ataque al quehacer artístico nacional propiamente tal. En ese caso, prefieren que la crítica no se pronuncie sobre sus obras. Sin embargo, habría creadores como en el teatro- que sienten que se les hace un gran reconocimiento y aporte cuando se les critica, aún cuando ésta sea desfavo­ rable. La consideran una instancia de aprendizaje y de retroalimentación para trabajos futuros. Se percibe en los críticos frustración y desaliento por sus condiciones de trabajo. M. Silva acota que “uno no puede pasar toda la vida celebrando las gracias del hijo del vecino, y al niño de uno no encontrarle ninguna gracia, aún con la conciencia que hay aquí gente muy valiosa que sabe crear imágenes, que ha demostrado que tiene calidad notable para dar su opinión del mundo, que son profesionales de gran respetabilidad. Entonces da rabia que esto no salga a luz para poder criticarlos con la continuidad que uno quisiera” . Dado a que hay tan poco cine chileno, se hace el alcance de que una manera de mantener el vínculo entre el cine y nuestra realidad, es que se incluya en la crítica más frecuentemente

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