La industria cinematografica chilena : desafios y realidades
ción en general, de tal manera que se pueda enriquecer el diálogo espectador critico, y enrique cer la posibilidad de colocar en la pantalla películas de mayor problematicidad desde el punto de vista del lenguaje. Eso permitiría pasar gradualmente de un público pasivo a un público acti vo. La experiencia que realizamos en Concepción es ilustrativa. Ahí se realiza un programa se manal, “ Los Miércoles Cinematográficos” , y comenzó dirigido al público del tercer nivel que es taba más o menos disperso y que ha ido pasando ya a un grado o nivel de intere's mayor, solici tando un aporte formativo de profundización. Lo cual hace pensar que una acción sostenida y articulada va a permitir el paso de un espectador pasivo a un espectador activo, de una manera mucho más fácil de lo que uno cree en principio. Por otro lado, es necesario romper diferentes tipos de dependencias. La dependencia fílmi- ca o la dependencia cultural fílmica que manifiesta el espectador con menor formación, Alicia Vega habló de esta facilidad de seguir la acción, pero no de seguir un cine de mayor meditación. Sobre los autores en cine de calidad, también romper la dependencia en el espectador con cierto grado de información, porque es otro grado de dependencia que exista mucho interés por cier tos realizadores europeos y se enfrente la visión de una película chilena con ciertos criterios que obviamente están desubicados respecto a los alcances y a los objetivos que cada película tiene. Esto lo pudimos comprobar con algunas películas que tuvimos ocasión de presentar y discutir, y de alguna manera habría que también trabajar en esa línea. Por otro lado la dependencia del espectador provinciano con relación a la cartelera de Santiago, que es motivada porel centralis mo que ya se ha hablado, lo cual dificulta una marcha inicial tanto del cine-arte como de cual quier expresión cinematográfica que intente ser alternativa o diferente al cine dominante en la pantalla. Creemos que en provincia es mucho más complicado el trabajo con películas naciona les y no por un desinterés (yo creo que el interés es permanente y las cifras y la asistencia a las películas chilenas lo manifiesta). En la primera semana hay una gran asistencia de espectadores que va declinando muy fuertemente, de tal manera que no hay una retroalimentación de ese espectador, fundamentalmente porque está la espectativa inicial de ira ver esa película, pero nc se renueva por una dificultad de asumir ese mensaje o esa estructura fílmica de una manera mu cho más activa y diferenciadora de otro tipo de películas. Nosotros tuvimos la experiencia en La Serena y Curicó al respecto, y un trabajo formativo en esta área va a ser fundamental. A mí me asalta la pregunta de si nosotros tenemos conciencia clara de con qué público trabajamos o pretendemos trabajar, y a partir de ahí la segunda pregunta es qué público quere mos o necesitamos formar. Si no tenemos las respuestas, si no tenemos una política de acción al respecto, vamos a tener serios problemas para tener una aceptación y una multiplicación de los espectadores que sea cuantitativamente importante. Para eso hay varias herramientas, algu nas de las cuales ya están delineadas como es la formación a nivel de alumnos como de maes tros, pero habría que fortalecer lo que ya se está haciendo y ampliarlo. También, generar activi dades de cine club o talleres de expresión audiovisual en colegios o comunidades (como lo plan teaba Alicia Vega y J. Ulloa) para ir creando los líderes de opinión que van a permitir multipli car a ese espectador y hacerlo más reflexivo y por ende más activo. Desarrollar un cine-arte más articulado también, con un tratamiento diferenciador y de progresión en el trabajo con el espectador, de tal manera que se transforme en una real instancia de reflexión sobre ei cine, que sirva tanto al cineasta como al exhibidor comercial. Creemos que es importante colocar al cine arte no como una instancia puramente marginal, sino como una instancia de meditación sobre el cine, sobre el impacto en el espectador y sobre la posibilidad de ir creando una progresión en cuanto a la capacidad de recibir un cine distinto a aquel cine de acción que está recibiendo de manera dominante. Es necesario desarrollar una so ciología del cine en Chile muy amplia y acuciosa, que permita evaluar públicos, señalar caminos
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