La industria cinematografica chilena : desafios y realidades

de la Universidad Católica, que puso el hombro hasta el final. A fines de 1984 debimos discontinuar Cine-Foro Escolar y los Cursos de Monitores poi falta de apoyo económico, limitándonos a las tutorías de los animadores de parroquias de secto­ res poblacionales marginales. Nos movió una razón de compromiso moral con ellos. Así, a comienzos de 1985 la Oficina Nacional de Cine organizó un Encuentro de Monito­ res de Cine-Club con el fin de intercambiar experiencias. Allí se detectó que en Huamachuco, Renca, había cinco monitores cesantes. Entonces surgió la idea de crear un programa para niños de esa población que absorbiera la capacitación de estos animadores culturales, que bien podrían prestar un servicio de utilidad. El proyecto se materializó y hemos estado trabajando en él todo este año como una expe­ riencia piloto. Se trata de un Taller de Cine para Niños que funcionará durante seis meses, con sesiones semanales, en la Parroquia Jesús Carpintero de Huamachuco. Se han inscrito 115 ni­ ños que viven en la extrema pobreza en un sector donde funcionan seis ollas comunes para en­ frentar el 70% de cesantía de los jefes de hogar Semanalmente concurren en forma regular al Taller 60 participantes. Allí juegan a hacer cine, con papel y cartón, y aprenden a desarrollarse como personas. Nos ha interesado que el niño, por trabajar en un grupo reducido, pueda ser el actor de su propio aprendizaje en momentos tan difíciles para todos. También hemos aprendido algo nosotros: el 50% de los participantes del Taller nunca ha asistido a un cine, por falta de dinero. Así, tenemos el proyecto secreto de llevarlos a una sala de cine a fines de año (*). Bien sabemos que estos niños no tendrán más alternativa real que la imagen televisiva, gratuita en su hogar, como experiencia. Pero también creemos en la nobleza de la imagen cinematográfica, en pantalla grande y sala obscura, para hacer inolvidable el apren­ dizaje de la estructura interna de una película. Nos ha provocado una alegría profunda advertir que los niños están viviendo este aprendi­ zaje, del cual ellos son parte activa, con una seriedad y una integridad impresionantes para su edad, que va de los seis a los catorce años. Nosotros les hemos enseñado a reconstruir manual­ mente los juguetes que precedieron al invento de los hermanos Lumiere. En cuanto a esto, les contaré una anécdota: hace pocos días llevé a una niñita participante al médico y la mamá que la acompañaba me comentó: “uno de los juguetes que le ha gustado más a mis hijos es el metró­ poli” y la niñita de seis años le corrigió diciendo: “no mamá, es un zootropo” . Eso significa que los niños están manejando una nomenclatura que corresponde a algo definido para ellos. También hemos advertido que cuando en el Taller trabajan con las puntuaciones, materializa­ das para ejemplificar el fundido en tiras de papel negras enteras, ellos dicen “se me cayó el fun­ dido” y, con naturalidad, lo recogen, lo arreglan y lo pegan. Todo esto hace inolvidable el pro­ ceso. Seguramente cuando observen en el futuro una pantalla de televisión y aparezca un fun­ dido, recordarán que su función es la de separar una situación de otra. (*) Luz Alvarez, gerente de la Compañía Cinematográfica Nacional, invitó al Taller de Cine completo a una exhibición para niños de su empresa. (**) En 1986 se realizó un Taller de Cine para Niños en la Capilla María Madre de los Pobres de la población Lo Sierra, ubicada en la zona Sur de Santiago. Participaron 190 niños. 7 monitores cesantes y 2 niños mayo­ res ayudantes, además de la coordinadora de la Oficina Nacional de Cinc. Utilizando el papel común, acorde con la pobreza de nuestro país, les hemos enseñado a jugar con el desplazamiento de las imágenes a la manera de los industriosos chinos de hace cin­ co siglos atrás. Los monitores cuentan que cuando ellos caminan por la población ven de pronto grupos enteros de niños que se están riendo a causa de la práctica de los rollos mágicos, que es enseñada por uno de los pequeños participantes del Taller. Nosotros creemos que, en

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