La industria cinematografica chilena : desafios y realidades

SINTESIS DEL DEBATE La cuota de pantalla, y la relación entre productores, distribuidores y exlúbidores. Se plantea que, en el actual gobierno, es utópico pensar en una ley de apoyo al cine me­ diante cuota de pantalla, dada la política económica de libre mercado. Más aún, siendo Chile Films una empresa estatal que posee una importante participación en el sistema de distribución y exhibición. Por tanto, la respuesta estaría en las compañías privadas de dicho sistema. El contraargumento es que se dificulta que haya exhibidores o distribuidores dispuestos a dar un cine que no convenga por su taquilla, ya que ése es su negocio; asegurar el máximo de espectadores por película, tenga la nacionalidad que sea. Se agrega que hay diferencias de intere­ ses entre los productores nacionales y los primeros, ya que éstos están colonizados por el cine extranjero: frente a una escasa o nula producción nacional, ningún distribuidor local va a arries­ gar el paquete de películas que le entrega un distribuidor extranjero, entre las cuales vienen los mejores éxitos del cine mundial, a cambio de comprometerse por simpatía con un posible cine nacional. De ahí la necesidad de que la cuota de pantalla se establezca por ley para asegurar la obligatoriedad de su cumplimiento. También puede contemplar franquicias tributarias para que la exlúbición de cine nacional no implique un perjuicio económico. Representantes de compañías distribuidoras y exhibidoras aclaran que ellos han ayudado muchísimo, y sin discusión, al cine chileno, al darle pantallas, garantías, buenas fechas, etc. Por lo tanto, les parece más efectivo y justo buscar consenso para un proyecto de ley con uni­ dad de objetivos, en vez de una ley coercitiva para ellos. La experiencia de Continental Films en los años 60, es puesta como ejemplo de una empresa mixta que distribuyó con excelentes resultados cine chileno, con la participación activa de los exhibidores del país. Continental Films estaba formada por Chile Films y Don José Daire, quien distribuía las películas: Alvarez, Kovacevic. Kaulen, Uttin, Soto y muchos otros estrenaban sus películas simultáneamente en las mejores salas de Santiago, y se batían todos los lécrods de taquilla. El respaldo dado por la ley de cine a Chile Films, y el auge que provocó en la producción nacional, rebotó favorablemente en distribuidores y exhibidores. También hubo un mercado internacional para el cine chileno. En esos años ninguna película chilena terminada en 35 mm. quedó sin ser exhibida, más aún, películas malísimas llegaron a la pantalla, lo que de­ mostraría que pueden haber intereses comunes entre productores, exlúbidores y distribuidores. Este mismo encuentro demostraría que hay voluntad de unión y de colaboración entre los di­ versos sectores para asumir responsablemente el cine desde el punto de vista industrial. En relación a las compañías extranjeras, se plantea la idea de que se puede establecer un trueque con ellas; no pedir sobretasa arancelaria por la internación de películas comerciales que están subsidiadas en su país de origen (caso de la mayoría), versus su disposición a asegurar una cuota de pantalla para el cine nacional. Acerca de la oportunidad de la ley y de las urgencias inmediatas. A la aseveración inicial que es utópico pensar hoy en una ley de apoyo al cine, Roberto Parías enfatiza que no es imposible lograr medidas favorables de gobierno militares o dictato­ riales. Cita diversas disposiciones logradas bajo dichos gobiernos en Brasil, no por iniciativa de los gobiernos sino por presión de los cineastas. Esta moción es apoyada por quienes piensan que hay que agotar todas las instancias, frente al gobierno que sea. para lograr una legislación útil de la actividad cinematográfica.

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