La industria cinematografica chilena : desafios y realidades

nocimiento del valor educativo de las películas en su versión original para difundir y consolidar permanentemente las lenguas vivas de todas las regiones del mundo. Por cierto para ello es imprescindible que los cineastas solidifiquemos nuestro frente y nuestras banderas, debemos agrupar a la prensa interesada en nuestro fenómeno, a la critica especializada, a los organismos de distribución y exhibición, a las universidades, institutos y academias de comunicación, asociaciones gremiales del espectáculo, a la Asociación de Profe­ sionales y Técnicos Audiovisuales APTA, a la Asociación de Productores, Sindicato de Actores, etc. Sin ello, no es posible estimular ni impulsar la supervivencia de la industria y vanos serán los esfuerzos y sacrificios de esos valerosos cineastas que hoy despliegan coraje y talento, pero que se estrellan con todas las limitaciones que impone la indiferencia y la carencia del apoyo del Estado. No es una lucha que deban sostener estos realizadores solos. Es una batalla de todos los integrantes de la industria, cualquiera sea su nivel y actividad. A los creadores hay que per­ mitirles desarrollarse sin distracciones burocráticas ni limitaciones formales. Ellos están llama­ dos a perfeccionar y a fortalecer sus cualidades y aptitudes para mostrar a un público cinèfilo la visualización y transformación en imágenes de sus percepciones. El ente público debe hacerse responsable de su papel, ya que tiene la obligación de hacer factible a través de sus mecanismos administrativos la orientación y canalización para la entre­ ga de cultura a su pueblo y corresponder a sus creadores permitiendo los cauces de la produc­ ción, distribución y exhibición de sus películas. Si no existe este ente público interesado que apoye v fomente, el país no tiene la posibilidad de conseguir la manifestación de una cinema­ tografía nacional industrial, ni siquiera semi industrial. No habrá posibilidades deque nuestro oficio de cineastas tenga alternativas de desarrollo ni de perfeccionamiento técnico ni creativo. Tampoco sin un Estado interesado que fomente el cine tendremos la posibilidad de abrir cam­ pos de compromisos con otras naciones productoras y para lo cual es necesario organismos colegiados y con representatividad para que establezcan sistemas y convenios legales de copro­ ducción. Todos los intentos privados que ahora se hagan por producir bajo las actuales circunstancias y bajo este régimen militar en particular, no dejarán de ser quijotescos esfuerzos que sólo ayu­ darán □ mantener vivas las expectativas del sector de la producción y que nos mantendrá practi­ cando experimentalmente durante un período corto o largo a la espera de un cambio de las estructuras políticas actuales. Quienes entiendan que hoy el camino es difícil, sin un interés concreto del Estado, tendrár. que aceptar como el que habla, que el resurgimiento y fortalecimiento de nuestra industria cinematográfica como tal. no podrá conseguirse óptimamente si no es insistiendo en una socie­ dad democrática, con pluralismo político, económico y cultural, donde se escuche la opinión de todas las personas y se reconozca que todos los ciudadanos son seres adultos, juiciosos y res­ ponsables, capaces de elegir □ nuestros propios gobernantes y representantes, nuestras distrac­ ciones, hábitos y costumbres, que tenemos el derecho a vivir y permanecer en nuestra tierra, en una palabra, ser dueños de nuetro propio destino.

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