Antología de Andrés Bello
liabia lieclio .propiedad del vulgo, y so10 se oia ya, con muy pocas excepciones, en 10s cantares de 10s ciegos, en las coplas chabacanas destinadas a celebrar fechorias de salteadores y con. trabandistas, hCroes predilectos de la plebe espaiiola en una ca en que el clcspotismo habia envilecido las Ieyes y daba cierto aire de virtud y nobleza a 10s atentados que insultaban a la au- toridad cara a cara. Contaminado poi- esta asociacion, aquel me- tro en que se habian oido quiz& las ~ n i c a s producciones caste- llanas que pueden rivalizar a las de la Grecia en originalidad, fecundidad y pureza de gusto, se creyo imposible, no obstante uno que otro ensago, restituirlo a las breves composiciones na- rrativas de un tono serio, a 10s recuerdos historicos o tradicio- nales, en una palabra, a las leyendas, que no se componian an- tes en otro; y llego la preocupacion a tal punto, que el autor del arte de hablar no dud6 decir, que “aunque el mismo Apolo viniese a escribirle, no le podria quitar ni la medida, ni el corte, ni el ritmo, ni el aire, ni el sonsonete de jacara, ni extender en el, ni variar 10s periodos, cuando piden alguna vez las epopeyas y las odas heroicas”; desterrhdolo asi no s610 de 10s poemas narrativos, sin0 de toda clase de poesia seria. Don Angel Saa- oedra ha reclamado contra esta proscripcidn en el pr6logo que precede a 10s Romances Historicos; ha refutado alii la asercion de Hermosilla con razones irrefragables; y lo que vale m&s, la ha desmentido con estos mismos Romances, donde la leyenda aparece otra vez en su primer traje, y el octosilabo asonanta- do vuelve a canipear con su antigua riqueza, naturalidad y vigor. Ni es esta la primera vez que el duque de Rivas ha demos- trado prkcticaniente que el fallo del Arte de Hablar contra el metro favorito de 10s espafioles carecia de solidos fundamentos. Habiendo en El Moro Exposito vindicado a1 endecasilabo aso- nante del menosprecio con que le trataron 10s poetas y criticos de la era de Jovellanos y MelCndez, en 10s lindos romances pu- blicados a continuacion de aquel poema dio a conocer, con no menos feliz exito, que no habian prescrito 10s derechos del oc- tosilabo asonante a Ias composiciones de corta extension, en que se contaba algiin suceso ficticio, o se consignaban y hermosea- ban las tradiciones hist6ricas. Posteriormente prob6 tambiCn sus fuerzas en este genero el celebrado Zorrilla; y sus romances ocupan un lugar distjnguido entre las producciones mas apre- ciables de su fCrtil y vigorosa pluma. Las afortunadas tentativas de la misma especie, que coni- prende la presente publicacion, disiparian toda duda sobre la materia, si alguna quedase. Verri en ella el lector una serie de cuadros perfectamente dibujados y coloreados; con aquellos ras- ws pecu!iares que ponen a la vista las costumbres, la fisonomia moral fisica de 10s siglos y paises a que nos quiere transpor- 99
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