Antología de Andrés Bello
del pasado, porque asi debi6 suceder en fuerza de 10s antece- dentes. Los padres de la patria y 10s guerreros de la indepen- dencia obraron en la esfera de su poder.. .; y a1 disiparse con el humo de la ultima victoria el imperio del despotismo, el ca- iidn de ChiloC anuncid a1 mundo que estaba terminada la revo- lucion de la independencia politica, y principiaba la guerra con- tra el poderoso espiritu que el sistema colonial inspir6 a nues- tra sociedad”. El sefior Lastarria contesta victoriosamente a 10s censores de la revolution americana, que la han tachado de intempesti- va, echandole en cara sus inevitables des6rdenes y extravios. LOS males eran la consecuencia necesaria del estado en que nos ha- llabamos; en cualquier 6poca que hubiese estallado la insurrec- cion, habrian sido iguales o mayores, y quiz5 menos seguro el Cxito. EstAbamos en la alternativa de aprovechar la primera oportunidad, o de prolongar nuestra servidumbre por siglos. Si no habiamos recibido la educacidn que predispone para el goce de la libertad, no debiamos ya esperarla de Espaiia; debiamos educarnos a nosotros mismos, por costoso que fuese el ensayo; debia ponerse fin a una tutela de tres siglos, que no habia po- dido preparar en tanto tiempo la emancipacion de un gran pueblo. “Toda la parte servil de Europa, dice Sismondi, citado por el seiior Lastarria, toda la parte servil de Europa, que es toda- via muy numerosa, ha lanzado gritos de alegria, viendo la causa de Ia Iibertad deshonrada por 10s que se dicen sus defensores. Los escritores retrogrados, admitiendo por un momento nues- tros principios a fin de retorcerlos contra nosotros, y convinien- do en que deben juzgarse las instituciones politicas se&n su tendencia a producir el bien y perfeccidn de todos, han preten- dido que habia mas felicidad y perfection en Prusia, Dinamarca y aun en Austria, que la que han producido las decantadas ins- tituciones de la AmCrica meridional, de Espaiia y Portugal, y aun las de Francia e Inglaterra”. “Sismondi hace ver (son pala- bras del seiior Lastarria) que ese grito insultante a la huma- nidad no tiene mas que una falsa apariencia de verdad, porqui no se debe juzgar por las descripciones exageradas que hacen 10s partidarios del despotismo, de 10s desastres que ocasionan 10s ensayos de la libertad en 10s pueblos nuevos, sin tomar en cuenta las desgracias mayores y mil veces mas degradantes que causa el sistema absoluto”. No podemos terrninar mejor este largo discurso, que copiando otra vez con el sefior Lastarria las elocuenles advertencias de aquel esforzado campedn y juicioso consejero de 10s pueblos: “DespuCs de haber repetido a 10s ser- viles que no es dado a ellos triunfar de 10s liberales; que todos 10s errores, que todas las desventuras de Cstos no hacen que sus esfuerzos dejen de ser justos y generosos, ni convencen de 88
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