Antología de Andrés Bello

“Tiene el hombre, dice el sefior Lastarria, una parte tan efectiva en su destino, que ni su ventura ni su desgracia son en la mayor parte de 10s casos otra cosa que un resultado ne- cesario de sus operaciones, es decir de su libertad. El hombre piensa con independencia, y sus concepciones son siempre el ori- gen y fundamento de su voluntad, de manera que sus actos es- pontaneos no hacen mas que promover y apresurar el desarro- 110 de las causas naturales que hac producido su Eelicidad y per- fecci6n o su cornpleta decadencia La historia es el or~iculo de que Dios se va!e par? revelar su sabiduria a1 mvndo, para aconsejx a 10s p~?eb!cs y ense5arles a procurarse un ponenir venturoso. Si solo la considerss c~mmun simple testimonio de 10s hechcs psados, se comprime el coraz6n, y el escepticismo 1 I q 7 a preccupar la mente, porque no se divisa entonces m6s qcs un cundro de miserias y desastres; la liberiaci y la justicia mmtienen perpetca lucha con e! despotismo y la iniquidad, v sucumbc2 casi siempre a 10s redoblados golpcs de sus adver- s i rios: 10s imp::rios rn5s poderosos 9 florecientes se cmmuevcn en SLIS fundamentos; y de un instante a otro se ven en el lugar que elios ocupaban inmensas ruinas que asombran a las gene- raciones, atestiguando la debilidad y constante morilidad &e las obras del hombre; Cste vaga por todas partes prcsidiendo a la destruccih, derramando a torrentes su sangre y SLIS Iagriri?as: parece que curre tras un bien desconocido que no puede alcan- zar sin devorar las entrafias de sus propios hermanos, sin dejar de pereccr 61 mismo bajo el hacha exterminadora que agita sin cesar contra lo que le rodea. Ernpero, j c u b de otr- manera se nos revela la historia si la consideramos como ciencia de 10s hechos! Entonces la filosofia nos muestra, en media de esta serie interminable de vicisitudes, en que la humanidad marcha hollando a la humanidad, y despefiandose en 10s abismos que ella misma zanja con sus manos, una sabiduria profunda que la experiencia de !os siglos ha ilustrado; una sabiduria cuyos consejos son intalibles, porque estan apoyados en 10s sacrosan- tos preceptos de la ley a que el Omnipotente ajust6 la organi- zacion de ese universo moral. Los pueblos deben penetrar en ese santuario august0 con la antorcha de la filosofia para apren- der en 61 la experiencia que ha de guiarlos. iHuyan ellos y 10s hombres que dirigen sus destinos de esa confianza ciega en el fatalismo, que 10s apartaria de la r a z h , anulando en su origen las facultades de que su naturaleza misrna 10s ha dotado para labrarse su dicha! El gknero humano tiene en su propia esencia la capacidad de su perfection, posee 10s elementos de su ven- tura, y no es dado a otro que a 61 la facultad de dirigirse y de promover su desarrollo, porque Ias leyes de su organizacih for- man una clave que 61 solo puede pulsar para hacerla producir sonidos armoniosos”. 76

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