Antología de Andrés Bello
inspiren. Palpite en vuestras obras el sentimiento moral. Digase cads uno de vosotros, a1 tomar la pluma: Sacerdote de las Mu- sas, canto para las almas inocentes y puras: virginibus puerisque canto. (HORACIO) . .Musarum sacerdos, iY cu8ntos temas grandiosos no os presenta ya vuestra jo- ven republica? Celebrad sus grandes dias; tejed guirnaldas a sus hkroes; consagrad la rnortaja de 10s martires de la patria. La universidad recordara a1 mismo tiempo a la juventud aquel con- sejo de un gran maestro de nuestros dias: “Es preciso, decia Goethe, que el arte sea la regla de la imaginacion y la trans- forme en poesia”. iEl arte! A1 oir esta palabra, aunque tomada de 10s labios mismos de Goethe, habra algunos que me coloquen entre 10s partidarios de las reglas convencionales, que usurparon mucho tiempo ese nombre. Protest0 solemnemente contra semejante aserci6n; y no creo que mis antecedentes la justiiiquen. Yo no encuentro en el arte, en 10s preceptos estkriles de la escuela, en las inexorables unidades, en la muralla de bronce entre 10s diferentes estilos y gCneros, en las cadenas con que se ha que- rid0 aprisionar a1 poeta a nombre de Arist6teles y Horacio, y atribuyCndoles a veces lo que jamas pensaron. Pero creo que hay un arte fundamental en las relaciones impalpables, etCreas, de la belleza ideal; relaciones delicadas, per0 accesibles a la mi- rada de lince del genio competentemente preparado; creo que hay un arte que guia a la imaginaci6n en sus m8s fogosos trans- portes; creo que sin ese arte la fantasia, en vez de encarnar en sus obras el tip0 de lo bello, aborta esfinges, creaciones enig- maticas y monstruosas. Esta es mi fe literaria. Libertad en to. do; per0 yo no veo libertad, sino embriaguez licenciosa, en las orgias de la irnaginacion. La libertad, como contrapropuesta, por una parte, a la doci- lidad servil que lo recibe todo sin examen, y por otra parte, a la desarreglada licencia que se revela contra la autoridad de la raz6n y contra 10s mas nobles y puros instintos del coraz6n humano, sera sin duda el tema de la universidad en todas sus diferentes secciones. Per0 no debo abusar m8s tiempo de vuestra paciencia. El asunto es vasto; recorrerlo a la ligera, es todo lo que me ha sido posible. Siento no haber ocupado mas dignamente la aten- cion del respetable auditorio que me rodea, y le doy las gracias por la indulgencia con que se ha servido escucharme. 41
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