Antología de Andrés Bello
mas susceptible de impresiones durables; seria quitar a1 poeta una inagotable mina de imagenes y de colores. Y lo que dig0 de la historia me parece que debemos aplicarlo a todos 10s otros ramos del saber. Se impone de este modo a1 entendimiento la necesidad de largos, es verdad, per0 agradables estudios. Porque nada hace mas desabrida la enseiianza que las abstracciones, y nada la hace ficil y amena sino el proceder que, amoblando la memoria, ejercita a1 mismo tiempo el entendimiento y exalta la imaginaci6n. El raciocinio debe engendrar a1 teorema; 10s ejemplos graban profundamente las lecciones. i Y pudiera yo, seiiores, dejar de aludir, aunque de paso, en esta rapida resefia, a la m8s hechicera de las vocaciones litera- rias, a1 aroma de la literatura, a1 capite1 corintio, por decirlo asi, de la sociedad culta? iPudiera, sobre todo, dejar de aludir a la excitation instanthea, que ha hecho aparecer sobre nuestro horizonte esa constelaci6n de j6venes ingenios que cultivan con tanto ardor la poesia? Lo dirk con ingenuidad: hay incorrecci6n en sus versos; hay cosas que una razon castigada y severa con- dena. Per0 la correction es la obra del estudio y de 10s afios; iquikn pudo esperarla de 10s que, en un momento de exalta- c i h , poktica y patriotica a un tiempo, se lanzaron a esa nueva arena, resueltos a probar que en las almas chilenas arde tam- biCn aquel fuego divino, de que, por una preocupaci6n injusta, se las habia creido privadas? Muestras brillantes, y no limitadas a1 sex0 que entre nosotros ha cultivado hasta ahora casi exclu- sivamente las letras, la habian refutado ya. Ellos la han des- mentido de nuevo. Yo no sC si una predisposicion parcial hacia 10s ensayos de las inteligencias juveniles extravia mi juicio. Dig0 lo que siento: hallo en esas obras destellos incontestables del verdadero talento, y aun con relaci6n a algunas de ellas, pudiera decir, del verdadero genio poCtico. Hallo, en algunas de esas obras, una imagination original y rica, expresiones felizmente atrevidas, y (lo que parece que so10 pudo dar un largo ejercicio) una versificaci6n armoniosa y fluida, que busca de prop6sito las dificultades para luchar con ellas y sale airosa de esta arries- gada prueba. La universidad, alentando a nuestros jovenes poetas, les dirA tal vez: “Si querkis que vuestro nombre no quede encarcelado entre la cordillera de 10s Andes y la mar del Sur, recinto de- masiado estrecho para las aspiraciones generosas del talento; si querCis os lea la posteridad, haced buenos estudios, principiando por el de la lengua nativa. Haced mhs: tratad asuntos dignos de vuestra patria y de la posteridad. Dejad 10s tonos muelles de la lira de Anacreonte y de Safo; la poesia del siglo XIX tiene una mision m8s alta. Que 10s grandes intereses de la humanidad os 40
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