Antología de Andrés Bello

una iii5gicc. que 110s descubre la faz dnl universo y nos rei-eh iiifiniios objetos que ia ignorantia no ve. 51 hombre ins- trGido en ias leyes iiaturales est& por decirlo asi, rod-eado de sews conwidcs j7 anlipas, mientrns el hombre ignorante pere- grim por una tierra extrafia y hostil. E! QW por medio de las ieycs generdes puede lecr cn cl libro de la naturaleza, encuen- ! universo una historia sublime que le habia de Dios y n:;rnente s u psnsamiento ha sh el {in de sus dias”. seriorcs, E! a.quel depai-tamento literaiio que pcsee de 11li27 : cminente la cua!i&.d .?e pulis las costum- 12 el lenguajc, kacikndolo UD vchl:culo fiel, hermo- so, rkifeno, de las ideas; que, por el es’tudio de otros i.C‘*:ornas vivos y muertos, nos pone en comunicacion con la antigiiedad y con 12s iiaciones m5.s civilizadas, cultas y libres de nuestros d i a j que nos hsce oir, no por el imperfect0 medio de ias tra- dv.cciones simipre y necesarlamente izIieles, sino vivos, sonoros, uibsantes, ICs acentos de la sabiciuria y la. eiocuencia extranjera; que, poi- la contcmplacion de la bciieza ideal y de sus refiejos en las obras del genio, purifica el gusto, y concilia con 10s rap- tos a.udc?.ces de l ~ i fantasia 10s derechos imprescriptibles de la razon: que, ipiciancio a.1 mismo tiempo el a h a en estudios se- veros auxiliares necesarios de la bella literatura, y preparativos ind.ispensables para todas las ciencias, para todas las carreras de la vida, forma la primera disciplina del ser intelectual y mo- ral, expone las :eyes eternas de la inteligencia a fin de dirigir y afirmar sus pasos, y desenvuelve 10s pliegues profundos del corazon, para prcservarlo de extravios funestos, para establecer sobre soiiidas bases 10s derechos y 10s deberes del hombre. Enu- merar estos diferentes objetos es presentaros, seiiores, segiin yo lo concibo, el programa de la universidad en la secci6n de filo- sofia y hunianidades. Entre ellos, el estudio de nuestra len,gua me parece c k una alta importancia. Yo no abcgark jamas por el purism0 exagerado que condena todo lo nuevo en materia de idioma; creo, por el contrario, que la multitud de ideas nuevas, que pasan diariamente del comercio literario a la circulaci6n general, exige voces nuevas que Ias representen. {Hallaremos en el diccionario de Ccrvantes y de fray Luis de Granada -no quie- ro ir tan lejos--, hallaremos, en el diccionario de Iriarie y Mo- raiin, medios adecuados, signos lucidos para expresar las accio- nes coinunes que flotan hoy dia sobre las inteligencias media. namente cultivadas, para expresar el pensamiento social? i Nue- vas instituciones, nuevas leyes, nuevas costumbres; variadas por todas partes a nuestros ojos la materia y las formas; y viejas voces, vieja fraseologia! Sobre ser desacordada esa pretension, porque pugnaria con el primero de 10s objetos de la lengua, la facil y Clara transmision del pensamiento, seria del todo in- 38

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