Antología de Andrés Bello
del arte bienhechora, que ]as familias nutre y 10s estados; la azorada inquietud deje las almas, deje la triste herrumbe 10s arados. Asaz de nuestros padres malhadados expiamos la bBrbara conquista. iCuintas doquier la vista no asombran erizadas soledades, do cultos campos fueron, do ciudades De muertes, proscripciones, suplicios, orfandades, iquiCn contar5 la pavorosa suma? Saciadas duermen ya de sangre ibera las sombras de Atahualpa y Motezuma. iAh! desde el alto asiento, en que escabel te son alados coros que velan en pasmado acatamiento la faz ante la limbre de tu frente, (si merece por dicha una mirada tuya la sin ventura humana gente), el Angel nos envia, el Bngel de la paz, que a1 crudo ibero haga olvidar la antigua tirania, y acatar reverente el que a 10s hombres sagrado diste, imprescriptible fuero; que alargar le haga a1 injuriado hermano,. ( jensangrentola asaz!) la diestra inerme; si la ingrata mansedumbre duerme, F a despierte en el pecho americano. El coraz6n lozano que una feliz oscuridad desdeiia, que en el azar sangriento del combate alborozado late, y codicioso de poder o fama nobles peligros ama; baldon estime so10 y vituperio el prez que de la patria no reciba, la libertad mas duke que el imperio, y mas hermosa que el laurel la oliva. Ciudadano el soldado, deponga de la guerra la librea; el ram0 de la victoria colgado a1 ara de la patria sea, y sola adorne a1 mCrito la gloria. De su triunfo entonces, Patria mia, vera la paz el suspirado dia; 216
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