Antología de Andrés Bello

Sino, cual paladin de 10s que errantes de yermo en yermo, abandonando el nido patrio, iban a caza de gigantes. Te halles a1 raso, a tu sabor tendido, rodeado de cardos y de jaras, cantiindote una rana cada oido. ondas del Guayas (Guayaquil un dia, antes que el hCroe de Junin cantaras). Y suspirando entonces por las caras Digas: “iOh! venturosa patria mia, LquiCn me trajo a vivir de todo es hecho de antojos, de embeleco y de falsia? A Londres de esta vez, me voy derecho, donde, aunque no me aguarda el beso amante de mi Virginia, ni el paterno techo. que a1 verme sentid m8s alegria de la que me descubra en el semblante. de dar la vuelta a mi nativo suelo, y a 10s abrazos de la esposa mia; Me aguarda una alma fiel, veraz, constante, Con 61 esperarC que llegue el dia Y mientras tanto bien me otorga el cielo, iOh Musas! ioh amistad! a mis pesares en vuestros goces hallark consuelo, favorables te allanen su ancha espalda, cuando a tu bella patria retornares; Y c u b fresca rosa la esmeralda matiza de sus campos florecidos, Guayaquil entreteja a tu guirnalda; amigos con cantares de alegria, por cien bocas y ciento repetidos! aJ apacible y delicioso culto, vuelva ya tu inspirada fantasia. Ven, ven, iingrato Olmedo! iAsi 10s mares Y a recibirte salgan 10s queridos Ven, y de nuestra duke poesia 186

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