Antología de Andrés Bello

cha relacion con nuestros gustos, nuestras pasiones, nuestro caracter y nuestros habitos intelectuales. Las relaciones de semejanza y de contraste son, si no me engaiio, las unicas que no es necesario haber conocido de ante. mano entre dos objetos, para que el uno recuerde a1 otro. CO- mo el vinculo de contraste se reduce en parte a1 de semejanza y en parte a1 de coexistencia, y como la propiedad que tiene el contraste de hacer pasar a1 entendimiento de un objeto a otro, Sii: embargo de que la contrariedad entre ambos no haya sido previamente advertida, la debe a la relacidn de semejanza que envuelve, me parece que podemos sentar que la relaci6n de semejanza es la unica que no supone conocimiento previo para la sugesti6n de ideas: quiero decir, que A sugiere SLI semejante B, sin embargo de que jamas hayamos hecho alto en la seme. janza de ambos objetos y que este poder de sugerir sin necesidad de coexistencia anterior en la mente es exclusivamente propio de la relaci6n de semejanza. Creo que puede demostrarse con evidencia que 10s princi- pios de asociaci6n o de sugestidn de las ideas, se reducen a 10s dos hechos y no pueden ser mas ni menos. La sugesti6n de se- mejanza es aquklla en que A despierta la idea de B, en virtud de la semejanza de A con B, sin embargo de que A y B no hayan coexistido antes en el entendimiento; y la sugestidn de coexistencia o simultaneidad es aquella en que A sugiere la idea de B, en virtud de haber coexistido alguna vez ambos obje. tos en el entendimiento. Supongamos que M recuerda la idea de N: esto no podrh menos de ser en virtud de alguna relaci6n particular entre M y N, como la de semejanza, la de contraste, la de contigiiidad de lugar o tiempo, la de causalidad, etc. Dejando aparte las re- laciones de semejanza y de contraste, de las cuales la segunda, segun hemos visto, tiene por uno de sus elementos la primera, el raciocinio siguiente puede aplicarse a toda especie de relacio- nes. Contraigamonos a la contigiiidad de lugar. Si la contigiiidad entre A y 3 hace que yo pensando en A me recuerde de B, no puede Ser sin0 porque esta relacidn de A con B me es conocida mediante ,mis precqciones o mis reciocinios, o mediante infor- mes ajenos; y es evidente que de cualquiera de estos tres modos que se haya efectuado la sugestibn, ella supone que las ideas de A y B han coexistido en el entendimiento. Una coexistencia de que no se tiene noticia no puede ligar dos ideas. ZPuede A sugerir la idea de su causa 3, sin que hayamos conocido de antemano que B es causa de A? Lo que puede suceder a veces es que ,el proceder intelectual con que pasamos del efecto a la causa sea tan instantaneo, que la causalidad nos parezca un vincu- lo simple de asociacidn. Un fruto me sugiere la idea de la flor que le precedi6, aunque yo no haya percibido la especie de flor

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