Antología de Andrés Bello
seinejante, es porque las partes o cualidades comunes de las dos sugieren las partes y cualidades peculiares de la segunda, con ]as cuales han coexistido en el entendimiento. Per0 la sernejan- za, segun antes heinos visto, no supone que haya parte o cua- lidad alguna comun a las cosas en que se percibe. El Dr. Brown Cree que cuando la semejanza es incomple- ta, SLI influencia sugestiva puede resolverse fAcilmente en la de contigiiidad. Este v otros autores llaman contigiiidad de lugar o de tiempo la niisma especie de conexion a que me parece co- rresponde rn& bien el nombre de simultaiieidad o coexistencia, entendikndose por tal solamente la de las ideas en el entendi- miento. En efecto, dos cosas contiguas no se sugirirjn una a otra si esta relacion no ha sido percibida de anternano por el entendimiento. No es, pues, la contigiiidad de las cosas fuera de nosotros, sino la coexistencia de sus ideas la que las asocia en nuestra memoria de modo que pensando en una, pasamos raturalmente a pensar en las otras. Para probar que la seinejan~a incompleta se resuelve en con- tigiiidad, se vale el Dr. Brown de este ejemplo. Como el ropaje o vestido forma una parte importante de la percepcion compleja de la figura huniana, el modo de vestir de una epoca puede traernos a la memoria alguno de 10s personajes celebres que florecian en ella. Una valona, como la que hemos visto en 10s retratos de la reina Isabel de Inglaterra, nos hara recordar tal vez aquella princesa, aunque la persona en quien la veamos nu terga otra semejanza con ella. Per0 en este cas0 10s dos prin- cipios de sugestion obran sucesivamente, sin resolverse el uno en el otro. La valona de la persona que tenemos presente nos hace recordar la valona que hemos visto en 10s I-etratos de Isa- bel; y esta segunda valona nos trae a la memoria las facciones, el nornbre, el caracter y hechos de aquella reina, en una pala- bra, la idea compleja que nos la representa. En la primera su- gesti6n un objeto recuerda otro semejante; en la segunda, una idea despierta otras que han coexistido con ella, forrnando una representacion compleja. Otros con m8s apariencia de fundamento y entre ellos el mismo distinguido fildsofo, aliaden a las dos sugestiones dichas la de oposici6n o contraste. “El palacio y la choza, dice Brown, la cuna y el sepulcro, 10s extrernos de indigencia y de opulent0 y voluptuoso esplendor, no so10 se asocia en las antitesis artifi- ciales del orador, sino que se sugieren naturalmente uno a otro. De todas las reflexiones rnorales, ningunas m8s comunes que las que versaii sobre la instabilidad de 10s honores y distinciones, 10s subitos reveses de la fortuna, lo €ragi1 de la hermosura, lo precario de la vida misma; y todas ellas nacen de la sugesti6n de contraste, porque esta instabilidad no es otra cosa que la 156
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