Antología de Andrés Bello

coronaba a1 vencedor se him de este modo signo de la victoria. ~a oliva, primer0 de 105 ArbOles, como la llarna Columela, &no- tabs probablemente la agricultura y las artes pacificas. La introducci6n de 10s &nos tr6picos sefiala la segunda cpo. ca de la escritura. Los enigmAtiCoS, que diferian s610 de &tos en que la semejanza con el significado era lejana y oscura, pue. den considerarsc como una especie de cifra empleada por aquk. 110s que tenian interCs en ocultar ciertos conocimientos, 0 para Sacar provecho de su posesi6n cxclusiva, o para dar importancia y conciliar el respeto, con este aparato misterioso, a 10 que di- vulgado cayera en mcnosprecio. Multiplicados 10s caracteres t+picos, era forzoso que se es- tableciesen ciertas reglas convencionales para su explicaci6n, y para la representacih de las ideas complejas; y la inteligencia c',e ellos fue hacikndose mas y m8s dificil. Llegb, pues, a ser necesaria una instrucci6n prelirninar, tanto para comprender el sentido de estos caracteres, COmO para expresar las ideas en ellos; en otros tCrminos, hub0 ya un arte de leer y escribir. Per0 aquella escritura se diferenciaba notablemente de la nuestra. La primera representaba inmediatamelite las ideas; la nuestra in- dica 10s sonidos de que nos valemps para declararlos hablando, Y es propiamente un sistema de sienos en que se traduce otro sistema del mismo gknero. Es natural que el lenguaje ejerciese cierta influencia sobre fa escritura ideognifica. Hecha una vez por 10s hombres la an& lisis del pensamiento mediante el habla, no pudo menos de ser- vir de base al nuevo idioma destinado a hablar a 10s ojos como el otro a1 oido. La gramatica de ambos, si es licito decirlo asi, debia ser en gran parte una misma, y la traducci6n del uno en el otro, obvia y f k i l . Era posible, empero, que el idioma optico, cultivado por una larga serie de siglos y aplicado particu- larmente a las ciencias, adquiriese una literatura ideogrAfica, y no so10 se enriqueciese considerablemente de signos, sin0 que aun se hiciese susceptible de primores y elegancias de que no podemos formar concepto. iQuikn quita que haya una especie de poesia visual? La poesia que conocemos no es mi s que el arte de excitar series agradables de ideas por medio de las palabras. iPor quC no podra haber un arte que se valga de otras clases de signos para excitar pensamientos y fantasias que nos recreen y embelesen? La delicadeza o la energia con que se darian a entender en este gCnero de composici6n 10s conceptos de un gran poeta por medio de lineas, rasgos y colores podrian ser a \Feces intraducibles a1 lenguaje vulgar, a la manera que halla- mos a menudo dificil, si no imposible, verter en una lengua la gracia, sublimidad o ternura de 10s pasajes que admiramos en otra. 151

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