Antología de Andrés Bello

Un proccdcr semejante condujo a la escritura. Si la inxven- cion del alfabeto, si la idea de descomponer todas las palabras de una lengua en un pequefio numero de elementos, dar a cada elemento un signo, fijar asl el mas fugitivo de 10s accidentes de la materia y encadenar de este modo el pensamiento mismo, sumhistrando a cada hombre medios de coniunicar con todos 10s puntos del globo y con todas las generaciones que han de sucederlc; si esta grandiosa idea hubiera podido concebirse y llevarse a cabo poi un hombre, iquC gloria nos hubiera parccido proporcionada a1 mkrito de semejante descubrimiento, sea que pescmos la importancia del objeto o que apreciemos el esfuerzo de ingenio necesario para realizarlo? Per0 en la edad que pre- cedi6 a la escritura menos que en otra alguna era posible quc hubiese un entendimiento capaz de tan sublime alcance. La es- critura no podia ser sin0 el resultado de una niultitud de pe- queiias invenciones graduales, a que contribuyeron un gran n& mer0 de siglos, y probablemente de pueblos, y que no estara clel todo conipleta sino cuando poseamos un alfabeto perfecto, cnal no tiene ni tal vez ha tenido naci6n alguna. La pintura iue probablemente el punto de donde se parti6 para encontrar este arte maravilloso. La necesidad de fijar las tradiciones orales, tan faciles de alterarse y perderse, hizo ape- lar a la pintura desde muy temprano. Empleada como medio de instruccibn y como artc monumental, era natural que se procu- rase perfeccionar y espiritualizar su lenguaje, dando en C1 me- nos parte a 10s ojos y mas al entendimiento. Rara vez est5 al alcance de la pintura circunscribir a determinadas personas y motivos, tiempos y lugares, las acciones que pone a la vista. Un combate trasladado a1 lienzo, manifestarh las armas y ves- tidos de 10s combatientes, cuando mhs su edad y a l g b rasgo de fisonomia nacional; per0 dificilmente dar5 a conocer quC in- dividuos fueron, qui: causa sustentaron o combatieron, ni el lu- gar y 6poca precisa del hecho: circunstancias a menudo impor- tantes. A veces, con todo, podria la pintura hallar medios de indicar con mas o menos claridad aun estas particularidades. Una pirjmide, una montaiia o torre de cierta forma, la confluen- cia de rios, cualquier otro accidente local susceptible de ser presentado a la vista, hubiera proporcionado una indicaci6n tan oportuna como inteligible. ilkatabase de individualizar un pais? Sus producciones naturales o industriales o algun rasgo fisico notable,. habilmente introducido se hubieran hecho comprender sin trabajo. Las estaciones y las horas suministran infinidad de caracteres de que se han aprovechado todos 10s pintores. Y co- mo en cuadros destinados a Ia instrucci6n no debia buscarse ni regularidad de disefio, ni belleza de colorido, ni otra alguna de las cualidades que constituyen la excelencia de una pintura des- tinada sblo a recrear la imaginacibn, las figuras principales, y 149

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