Antología de Andrés Bello

Hcmos ya indicado que, aunque en esta parte del segundo period0 la poesia es nuestro objeto principal, T ~ Q nor eco desea- r-amos que se excluyesen ICS autores en prosa; lejos de eso, nos parcce convenientisimo que no se deje nunca de leer con la mayor atenci6n algBn buen escritor de este gCnero. El conoci- mjenta de la lengua 170 es todavia considerable en esta Bpoca, y el alumno es incapaz de distinguir bastantemente el estilo pok- tic0 del pro&co, d e manera que leyendo s610 poetas, correria pcligro dc forniar un concepto err6neo del idioma latino, cuya estructura genuina, cGmo la de todos 10s oiros, se presenta con algv.na alteraci6n y disfraz en el verso. Rccoxeridamos con este fin a Livio. Preferinios un historia- &r, porque la hisioria es entre todos 10s ramos de liieratura el que, dcspads de la poesia, tiene mas atractivos para 10s Bni- mos juveniles. y aun hay casos en que cautiva mas poderosa- mente su eficacia; y preferimos a Livio, porque ning6n histo- riador romano compite con kste en la correcci6n y elegancia, prendas que, en el concepto de 10s inteligentes, le han dado siempre un lugar muv cercano a1 de Ciceron. No hay en 61 re- sabio de la afectaci6n o amaneramiento; su narrativa tiene trans- parencia v aniinacibn, a que no llegan 10s historiadores dk nin- guna otra lengua; sus reflexiones moi-ales y politicas no exce- den a la capacidad de un joven; y a todas estas excelentes cua- lidadcs se agrega el interes de la materia, en que se ofrece a la curiosidad juvenil el especthculo mhs sublime y grandioso que jamas ha conternplado el rnundo. Aunque el tiempo le ha tratado con alg6n rigor, y 10s afjos de barbarie que acompaiia- rcn y subsiguieron a la declinaci6n y caida del imperio romano, s610 nos han dejado treinta y cinco libros de 10s cicnto cuarenta v dos que compuso, este residuo es tan voluminoso, que s61o puede leerse a trechos, entresacando lo mas sobresaliente. Pro- testamos contra la prsctica gencral entre nosotros de limitarse a 10s cinco primeros libros. S610 el primero nos parece que de- be Icerse entero, pasando en seguida a Io mas importante c k 10s otros, y especialmente de la dkcada terccra en que se refiera la segunda guerra p6nica. Sigue luego la clase que caracterizamos con el titulo de his- tbrica, y en elIa a Livio debe suceder Salustio. Creemos que pocos desaprobaran este orden. La principal dificultad de Sa- lustio no tanto consiste en el estilo, aunque Cste es a menudo tan conciso, que raya en oscuro, cuanto en su modo filos6fico de tratar la materia. En ambas razones nos fundamos para asig- nark e! segundo lugar desDuCs de Tito Livio, poniCndole en ma- nos de 10s jbvenes, cuando hayan adquirido bastante conoci- miento de la lengua para no tropezar en su estilo sentencioso y corlado, y bastante madurez de juicio para romprender sus re- 131

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