Antología de Andrés Bello

se pague mas de aquellos finales que le son menos familiares, sin serle del todo peregrinos; o sea finalmente que la repetition de estos mismos finales corrija y temple la suQerabundancia de otros en la lengua. Me atrevere a aventurar otra observaci6n, sometidndola, co- mo todas, al juicio de 10s inteligentes; y es que 10s poetas cas- tellanos modernos no han aprovech2do cuanto pudieron estos diferentes colores y caracteres de la asonancia para dar a sus obras el sainete de la variedad, y que en el us0 de ella se han impuesto leyes demasiado severas. Que se guarde un rnismo aso- nante en. 10s romances liricos, letrillas y otras breves composi- ciones, est& fundado en raz6n; per0 ipor quC se ha de hacer lo mismo en todo un canto de un poema Cpico, o en todo un acto de un drama, aunque conste de mil o mas versos? Lejos de complacerse en ello el oido, es para 61 un verdadero tormen- to ese perdurable martilleo de una misma asonancia, en que no se percibe siquiera el mdrito de la dificultad, pues la hay mu- cho mayor en una artificiosa sucesion de asonantes varios, que en mantener eternamente uno mismo apelando a ciertas termi- naciones inagotables, de que jamas Se atreven a salir 10s obser- vadores de esta monotona uniformidad. Ya que se quiso aiiadir a1 drama otra unidad mgs, sujetandolo a la del metro, no pres- crita ni usada por 10s antiguos, pudo habkrsele dejado siquiera la variedad de rimas que tanto deleita en las comedias de Lope de Vega y Calder6n. iQuC raz6n hay para que no se pase de un asonante a otro, en 10s lances imprevistos, en las s6bitas mutaciones de personas, afectos y estilos? Esta cuarta unidad ha contribuido mucho a la languidez, pobreza y falta de armo- nia, que con poquisimas excepciones caracterizan a1 teatro es- paiiol moderno.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=