Antología de Andrés Bello

aun en Ios menos versados en el arte, como se ha visto el mar- ies pasado en la universal satisfaction que causo un Iller0 j,. c.uete dramBtico; pues en realidad no es otra cosa La idaarcela. 30 sabemos en quk se fun& eSte canon de la unidad de versi- ficaciGn de toda una comedia 0 tragedia, y de la hvariabilidad de la asonancia desde el Principio de un acto hasta el fin. E l k s fiacen quc todas las composiciones dramaticas est& reducidas circulo estrecho de media docena de rimas, y ponen a1 poeta en la imposibilidad de emplear Ias mBs agradables a1 oido, que son cabalmente las menos familiares en el lenguaje. Los griegos latinos pasaban frecuentemente de un verso a otro en sus CO- medias Y tragedias, y la antigua comedia espafiola debe esta sabrosa variedad a uno de sus principales atractivos. Gorostiza Breton de 10s Herreros ban tratado de restituir a la comedia esta parte preciosa de sus antiguas galas; y el buen suceso que ban tenido sus tentativas nos parece un paso importante hacia la perfecci6n del arte. Hemos clicho que Ea Marcela es un juguete; per0 no se crea que 10 decimos para deprirnir el mkrito de la pieza. La preferi- mas, por el contrario, a casi iodo lo que se ha representado recientemente en nuestro teatro; y en especial a esa serie fasti- diosa de tragedias declaniatorias, atestadas de 10s lugares comu- nes de la retorica revolucionaria que desde fines del siglo pa- sad0 hace sudar las prensas, y dado a las musas un aire dema- sjado austero y seco. Si Breton de 10s Herreros reune a la gra- cja y brill0 del estilo aquella vis comica que 10s antiguos echa- ban menos en el delicado Terencio, y en que tampoco es muy aventajado Moratin; si sabe inventar enredos y lances, delinear caracteres, o hacer hablar a sus personajes el idioma del cora- zon, Moratin, que sin duda le es inferior en el estilo, va a ce- derIe Ia corona que tan dignamente ciiie sus sienes, y el teatro ctjmico espafiol tendrh poco que envidiar a1 franc&. La pieza, s i hercos de ser justos y francos, no fue represen- tada de un modo correspondiente a su mkrito. S610 10s papeles de Don Martin y de Juliana se ejecutaron s e g h 10s concibi6 el autor. CBceres lucio en el suyo una grande naturalidad, do- naire y desembarazo. Nos valdremos de esta ocasi6n para decir algo sobre 10s riItimos papeles desempefiados por este gran actor. Nos ha pa- recido notar en ellos un adelantamiento progresivo; un desarro- Iio de ixursos que estaban como comprimidos en su estilo an- terior de declamaci6n. SU papel de Edipo en la tragedia de So- focles imitada por Martinez de la Rosa, ha sido en sentir de los inteligentes lo mejor que ha hecho en nuestro teatro. La pieza de anoche (Ea ReconciIiacion) se ejecut6 a satisfaccion de 10s espectadores. Casi iodos 10s papeles fueron superiormente de- 111

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