Diario de un joven norte-americano detenido en Chile: durante el período revolucionario de 1817 a 1819
- 98 - PresenciB uiia vcz la misina ccremonia en casa de una familia niuy rcspctable de Conccpcion. EntrB a la picza eriteraniente ageno a1 riiotivo y naturalcza, de la fiesta. Ei objcto quc alli mas llaniaba la atenci6n era una figura sunianiente adornada con flores y cintas, scntada cn un banco colo- cado sobre uiia cspccic de altar, con mu- chas luces eiiceiididas dclante, a la cual se dirigiaii B iiieiiiido 10s que no bailaban. Me parecio indudablc que aquella seria la ima- gen de a!g.iin saiito patron cuya festividad ccle’uraba la familia: calciilcsc el indescrip- tible horror y rcpulsi6n que senti cusiido a1 acercarnie para verla, pude ccrciorarnie de que esa iniagcn era la clc un nine muer- to. Se me asegura que no sicmpre la nia- dre se niezcla con la muchcdumbre, sin6 que veces se sieiita en un rincon a llorar, lo que creo, por decoro clc nuestra humana naturaleza, q u e asi succda. Es ya bastante con que seinejante cosa de preiexto a una fiesta y jaleo entre 10s parientes y anii- gos. Cuando se trata del falleciinieiito de un adulto ticneii lugar las rnisnias clemos- tracioncs de dolor y luto que entre noso- tros, aunque las cerenionias que acompa- fian a1 entierro son nolnblcmcnte diferen- tes. Esta fiesta tiene lugar so10 B la niuerte
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