Diario de un joven norte-americano detenido en Chile: durante el período revolucionario de 1817 a 1819

- 106 - iiierccen; p r o en cuanto a 10s sonrojos de la niodestia, me tenio miicho que es cosa que no sospechan. KO tieneii iiada de esa reserva en la conversaci6n 6 en su porte que sicmprc lie creido instintiya en el caractcr fcmenino. €ICoido h iina muijcr mug liermosa decir, a1 contar iin liecho, que le habia liecho reir tanto que crey6 aqiie se hubiera m..., El aseo esiiierado de la persona no lo coiioccn y apenas si gastan a l p n a limpieza. En la ciudad cra tenia de las conT-crsaciones y de general sorpresa que nosotros ::t bordo nos !ay&se- inos todas las mananas la cara y k 1-eces la caheza con agua €ria. Entre ellas, no hay uiia entre mil qnc en el ciirso de un mes tenga un solo dia la cara bieii limpia 6 el cabcllo bien peinado. Hc yisto & una seiio- rita decir a otra que sc dctuviese mientras le pillaba un aniinalito que IC andaha por el clial; y uiia res: pasc6ndoiiic en Coiicep- ci6n con la csposa de un oficial de gradua- ciGn, IC vi eniplear 10s declos de una maiio para sonarsc, siendo que en la otra lleraba doblado un hernioso paiiuelo de batista. Mas, aunquc Ias mujeres raras yeces se lavan la cara, sc canibian muy amenudo ropa limpia, si bicii sus viviendas son tan insufriblementc desaseadas, que el T-estido,

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