La artesanía urbano marginal

44 TESTIMONIO DE MARIA CATRILEO: (30 años ) Yo soy mapuche, me vine hace veinte años del sur, del Lago Budi en la Isla Guapi. Soy una viajera, me gusta cambiar y conocer, eso sí que añoro mi tierra y el campo. Aquí lo que más extraño es la falta de franqueza de la gente, en mi tierra se vive diferente todo en comunidad todo se comparte, cuando hay problemas todos se juntan. Allá todos se conocen y se ayudan, aquí en cambio no existe tal hermandad. Aquí la'gente ni se conoce, pero la enseñanza de mi gente me ha servido para aplicarla al taller, pues acá todas somos unidas. Mi familia está toda por acá, tengo dos niñitas y mi marido que también es mapuche. Pero aunque estoy lejos siempre estoy par­ ticipando en todas las acciones y organizaciones por los Derechos de mi raza. En el gobierno del finao Allende se protegió mucho a mi pueblo y se dictaron leyes de protección, pero ahora les han quitado la tierra de nuevo y eso es como matar al Mapuche. Acá los niños nuestros en la población se alimentan muy re mal, yo creo que están todos desnutridos, por eso les damos once pa­ ra que tengan algo en el estómago hasta el otro día. Mire, sabe el otro día vinieron una monjitas norteamericanas de esas que envían ayudas en especies para las poblaciones, querían saber si nos llegaban las cosas. Para qué decirle cómo les acia ramos la’película. A nosotros no nos llega nada, todo se lo de­ ben guardar los milicos, .les dijimos que corten la ayuda, no nos sirve; a ellos sí, para la imagen, como si no supiéramos nosotros quiénes son. Les dijimos pan pan, vino vino, creen que no sabe­ mos que son ellos los que andan metidos en todas partes para si­ lenciar al pueblo, y tenernos bien mansitos. Pero a nosotros ya no nos ataja nadie, ya no tenemos miedo, pa­ ra la última protesta me apalearon; el primer golpe lo sentí, y después ya me daba igual ... y con los platos de cobre decimos lo que está pasando, hay que decirlo y fuerte, porque las cosas van a cambiar.

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