La artesanía urbano marginal

... y Don Víctor cuenta. Al principio lento pausado recordan­ do con ese humor doloroso del obrero. Poco a poco la tensión lo domina y con palabras simples sin dramatismo va relatando todo.: los golpes, las Iluminaciones, la tortura, la desmora­ lización y la fuerza de nuevo TESTiiiüNiO : - Pero no estuve cesante por allá, me tejí un poncho estam­ pado con esta frase do es Víctor quién está relegado, es el pueblo anónimo y vendado que aquí está. - También hice una bufanda con la misma leyenda - y le hice un chal a la señora. - Aprendí también otras cosas, sabe que ahora cuando recibo golpes tomo parafina para disolver los moretones, después se elimina por la orina. -- Sabe... lo más grave es que estos desgraciados han hecho ade lautos con los métodos de tortura. Los aparatos eléctricos esos,, antes eran más chicos para electrizar los genitales, ahora son como unas especies de arañas metálicas que abarcan exactamente todo el miembro. Poco a poco Don Víctor continúa hablando como para sí mismo. Los demás lo escuchan con respeto y sin dramatismo, cada uno ha vivido en carne propia lo suyo... y lo dejan una vez más vaciar el dolor. Don Víctor es uno de los más antiguos pa­ cientes, ha estado preso varias veces desde 1973, y es por su fortzleza e inalterable convicción ideológica un elemento catalizador dentro del grupo. Cada uno retoma paulatinamente sus actividades individuales de taller hasta las 6 P.i'í. en que la gran mesa de taller se transforma con un mantel blanco en una once familiar.

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