Aprendizaje Servicio en la Educación Superior Chilena
241 1. Es necesario integrar el A+S, para asegurar institucionalmente su implementación, como una estrategia curricular sostenible y pertinente, más allá que una herramienta metodológica. Hoy en día, gran parte de las instituciones, por una parte, implementa el A+S de manera esporádica y dependiente de las motivaciones personales que el docente, de una cátedra específica, pueda tener. Y por otra, aún se diseña y gestiona el curriculum de manera fragmentada, pensando que se están intencionando y desarrollando competencias de egreso. En consecuencia, existe una necesidad de abordar la formación de manera holística, articulada e integral; donde el enfoque de Aprendizaje y Servicio podría jugar -entre otros- un rol esencial del proceso educativo del estudiante. El considerar el A+S como un enfoque, implicaría un cambio consustancial en la comprensión de: los aprendices, la propuesta curricular, el rol docente y el socio comunitario. 2. El A+S requiere de un equipo docente proactivo y en sintonía con las necesidades del entorno y las características de los estudiantes. Las características distintivas de los equipos docentes que persisten en el tiempo con la implementación del A+S se dividen en tres dimensiones. En relación a la sintonía con las necesidades y desafíos del entorno, los equipos docentes son capaces de interpretar y apropiarse de los requerimientos del medio como ciudadanos activos, transformadores y corresponsables de la sociedad y su bien común. Vinculado a la sintonía con los estudiantes y sus características, los equipos docentes deben ser capaces de confiar en sus estudiantes y desafiarlos a ser agentes de cambio hoy -durante el proceso formativo-, valorando sus sueños, intereses, trayectorias, experiencias de vida y potencialidades. Este enfoque de enseñanza-aprendizaje y vinculación con el medio abre un mundo de nuevas experiencias y oportunidades para el desarrollo de la docencia, lo que conlleva nuevos desafíos y habilidades. Este desarrollo requiere de un proceso de acompañamiento sistemático, que permitan al equipo docente apropiarse de este nuevo enfoque. Finalmente, la proactividad del profesor implica un proceso permanente de movilización de un conjunto de recursos y herramientas profesionales, personales y pedagógicas que desembocan en un replanteamiento de su identidad y quehacer docente. Lo anterior, se evidencia en el proceso de abandono y adaptación de sus propias seguridades pedagógicas, dando paso a la incertidumbre como parte de la propuesta de valor formativa.
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