Aprendizaje Servicio en la Educación Superior Chilena
178 En el plano de los obstaculizadores se observa que, más que una coartación, es necesario fortalecer el liderazgo y los incentivos para el factor humano, es decir, de manera que docentes y estudiantes sean promotores más activos y más visibles de este proceso y logren difundir más ampliamente las oportunidades de desarrollo que la metodología ofrece. Otro factor que hay que enfatizar es la sistematización de las mediciones realizadas en las distintas experiencias A+S. Estos antecedentes son cruciales para ajustar el proceso. Efectos o impactos en los distintos actores Respecto de los efectos o impactos en los distintos actores, se observa que para los docentes y estudiantes ha significado, en primer lugar, fortalecer el trabajo y aprendizaje cooperativo, con todos los beneficios que se han demostrado (Johnson y Johnson, 2014). En el caso específico de los equipos docentes, el trabajar con esta metodología se ha transformado en un hito. Ha sido enriquecedor darse cuenta cómo la mirada de los estudiantes ha cambiado y cómo el aporte desde la universidad no es solamente a la formación de profesionales, sino también al desarrollo económico regional. A través de metodologías como estas se logra trabajar la responsabilidad social y acercar a los estudiantes a una realidad a la que ellos pueden acceder después al terminar la universidad y aplicar las herramientas que han obtenido en su formación y de esa forma aportar a la sociedad reconociendo que sus decisiones impactan a lo que pueda pasar en el entorno cercano (video testimonial Docentes, 2015). Los retos docentes han sido múltiples: desde la perspectiva metodológica, se requiere un diseño acabado de la asignatura pero en permanente ajuste a los requerimientos de las características del grupo curso, de sus expectativas, necesidades, potencialidades, destrezas concretas y cambios que se presentan en las instituciones o grupos objetivos, incluyendo las situaciones problema. Ha significado un ajuste a la dinámica interna que se produce en los periodos de asesoría de aula, a la dosificación de los grados de autonomía que se va promoviendo en los estudiantes de acuerdo a su desempeño, la capacidad de reflexión y la respuesta concreta al servicio que realiza. Al mismo tiempo, el docente precisa hacer del espacio de asesoría grupal un lugar en donde se puedan aclarar dudas, pedir apoyo y aceptar apoyo y contener la frustración. Igualmente, se requiere una enorme inversión de tiempo y energía en la revisión exhaustiva del material que producen los estudiantes (portafolio, informes, póster) pues son instrumentos de seguimiento de los aprendizajes, de la calidad del servicio prestado y un reflejo interno de la actitud del estudiante frente a los desafíos que le impone esta práctica. Se necesita además, un vínculo permanente en terreno con la institución o socio comunitario, lo que requiere tiempo (Boero, Castillo, Román y Rodríguez, 2012). Para los estudiantes es una experiencia positiva, significativa para la formación personal, que le permite integrar herramientas más allá de lo concreto, generar lazos afectivos que se forman a través de las visitas y vivir distintas realidades. Al mismo tiempo ponen en práctica conocimientos teóricos, trabajar con alguien que necesita una ayuda específica cuya solución pueda darse desde la asignatura.
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