Judith Butler en Chile y en la Chile
CONVERSATORIO “PALABRAS PÚBLICAS” Menos en Argentina, la revuelta universitaria de mayo 2018 en Chile, etc.) y, por otro, el peligroso cierre conservador de las ultraderechas que buscan des- movilizar lo ganado colectivamente por el feminismo para restaurar poderes y controles sobre los cuerpos en vía de emancipación. Los límites del feminismo identitario y la necesidad de alianzas transversales Sus adversarios pretenden encasillar a Judith Butler en el nicho de la extrava- gancia queer, únicamente interesada en las fantasías transexuales de grupos minoritarios cuyo voluntarismo individual sueña con cambiar ilimitadamen- te de identidad, sexo y género como si el mundo fuese un escenario. Pero Judith Butler sabe mejor que nadie que el mundo real no se convierte por arte de magia en un teatro de performances. Ella ha reconocido muchas veces que la materialidad (física, política, económica y social) de los cuerpos somete dichos cuerpos a numerosas limitaciones y restricciones. Judith Butler es la teórica de las vidas precarias y de los cuerpos vulnerables, de las existencias sufridas, de las comunidades estigmatizadas. Judith Butler se destaca por la valentía intelectual de su compromiso político con sujetos y grupos maltra- tados por las guerras, los dispositivos de explotación y opresión económicos y sociales, la falta de derecho a tener derechos de quienes son considerados inferiores por la violencia selectiva y diferencial de un sistema neoliberal que los expulsa como residuos: los pobres, los migrantes, etc. Judith Butler ha am- pliado su enfoque feminista a múltiples y complejas estructuras de desigual- dad y subordinación que no funcionan exclusivamente en clave genérico-se- xual. En paralelo, ella le pide al feminismo salirse de la autoreferencialidad identitaria del “nosotras, las mujeres” como grupo aparte, para entrecruzar el género con otras dinámicas de identidad y posiciones de sujeto (la clase, la raza, la edad, etc.) que intervienen en la configuración de la subjetividad individual y colectiva. Judith Butler dice: “No creo que pueda surgir una política suficiente de una frase que empieza con ‘soy una feminista’ o ‘soy una feminista queer’, puesto que las coaliciones que se necesitan para luchar contra la injusticia deben atravesar las categorías identitarias. Tampoco creo que las alianzas fuertes sean una mera colección de identidades ni que las identidades por ellas solas puedan orientarnos hacia temas de justicia sexual, igualdad económica, mo- vilizaciones anti-bélicas, luchas contemporáneas en contra de la precariza- ción y la privatización de la educación pública” 30 . Partiendo de la base de que las identidades no son absolutas sino relacionales, transitivas y contingentes, Judith Butler ha insistido en que “ser una feminista” no puede adoptar la for- ma clausurada de una identidad pura, separada y delimitada, excluyente. La agencia feminista debe conectar identidades que no se asuman como iden- tidades predeterminadas (fijas e invariables) sino como identidades móviles y cambiantes, en situación y construcción. Invitar a grupos y sujetos a su- marse al proyecto feminista supone que el feminismo debe mostrarse capaz de formular proyectos de sociedad que se tornen deseables –no intimidantes ni castigadores– para quienes (incluyendo a los hombres disconformes) es- tán comprometidos en otros frentes de batalla. Dice Judith Butler: “el camino 30 Judith Butler en disputa . P. 224.
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