Judith Butler en Chile y en la Chile

INAUGURACIÓN DEL AÑO ACADÉMICO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE nan no solo los actos de violencia, sino también las estructuras sociales que reproducen y discul- pan esos actos. Para ello necesitamos análisis, his- toria, reflexión teórica y compromiso encarnado. Solamente a través de una comprensión relacional del mundo podemos llegar a entender a los seres humanos como criaturas vivientes entre otras criaturas vivientes iguales y dependientes de la continuación de una tierra no tóxica, de la cons- trucción de una economía global justa y de una infraestructura social en la que vivir y prosperar. Así como somos producidos por la historia, por las convenciones, por las prácticas, también nos re- producimos a nosotros mismos y a nuestro mundo en y a través de nuestra acción y nuestro pensa- miento. No se trata de convertir la teoría en acción, sino de reconocer que, en el mejor de los casos, la teoría abre un mundo posible y que nuestra acción requiere un sentido de lo posible. Así que gracias por el honor, pero tomaré esto como un honor dado al pensamiento crítico, al pensamiento que transforma nuestro mundo so- cial en la dirección de una mayor igualdad, libertad social y justicia política. El pensamiento crítico es, por definición, un proceso de colaboración. Tengo la suerte de pertenecer a un mundo vibrante de personas que se niegan a normalizar la violencia, que mantienen vivo el pensamiento crítico y que buscan imaginar un futuro de mayor igualdad so- cial y libertad encarnada. Acepto este honor, en- tonces, como una señal de que esta Universidad honra y honrará el pensamiento comprometido y crítico, que busca transformar el mundo en un lugar más habitable y justo, uno que esté por los valores de la igualdad, la solidaridad, la no-vio- lencia y la persistencia. Me siento honrada de en- contrar sustento intelectual allí y aquí. Gracias. “Para oponernos a la violencia y construir un mundo sin violencia, debemos ser capaces de identificar cómo funcionan no solo los actos de violencia, sino también las estructuras sociales que reproducen y disculpan esos actos. Para ello necesitamos análisis, historia, reflexión teórica y compromiso encarnado”.

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