Judith Butler en Chile y en la Chile

INAUGURACIÓN DEL CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE ESTUDIOS EN FILOSOFÍA, ARTES Y HUMANIDADES un sujeto encarnado plantea acerca de un mundo sensorial, conectado a este por la existencia senso- rial de ambos, y acerca del predicamento de vivir o persistir de una manera que deje a una vida flore- cer, marcando su potencial de ser digna de duelo. Kant preguntó por las condiciones y límites de lo que podía pensarse y aconsejó que permaneciése- mos dentro de esos límites a fin de no caer en la especulación y el dogmatismo. Pensó que los lími- tes de lo que podía ser pensado estaban ya estable- cidos y que nuestra tarea era conocerlos y confor- marnos a ellos. Pero Kant pensó menos acerca de las condiciones y límites históricos del pensamiento que aquellos que, con cierta inspiración kantiana, buscaron formular una teoría y una práctica críti- cas para el presente. En efecto, siempre hay firmes límites históricos para todo lo que cualquiera de nosotros puede pensar cuando pensamos crítica- mente sobre nuestro tiempo. No quiero decir que el conocimiento no tenga lími- tes o que debamos asumir como nuestra tarea la transgresión de todos los límites impuestos. Pero es importante para nosotros considerar cómo los esfuerzos por proscribir ciertas formas de conoci- miento e investigación emergen precisamente a partir de un deseo dogmático de controlar los lími- tes de lo que es imaginable. El ataque actual a los estudios de género es un buen ejemplo. Como ustedes sin duda saben, la campaña en con- tra del género y de los estudios de género en Amé- rica Latina, Europa, Asia Oriental y África es una campaña bien organizada que goza de apoyo cató- lico y evangélico (pentecostal). Protestas a lo largo de América Latina se oponen a lo que es llamado “la diabólica teoría de género”, las elecciones en Francia giran en torno a dónde se está con respec- to a la teoría de género; funcionarios húngaros han suprimido los estudios de género alegando que no son científicos ni propiamente húngaros. Es una campaña pública, asistida por las autoridades es- tatales y eclesiásticas, para intervenir en la esfe- ra académica, para rechazar o censurar el campo académico de los estudios de la mujer y los estu- dios de género y clausurar la investigación eru- dita sobre tales tópicos. La plataforma en contra del género es compleja: busca defender a la fami- lia tradicional, negar los derechos a la tecnología reproductiva a las mujeres fuera del matrimonio, revertir la legalización del matrimonio gay donde esta ha tenido lugar y vindicar ideas específicas y tradicionales de masculinidad y femineidad. No puedo ofrecer a ustedes toda la historia de este movimiento, pero lo que quiero destacar es que es un movimiento que persigue limitar el conoci- miento por medio de la censura y que sirve a un programa político que busca revertir los logros que activistas feministas y LGBTQ han obtenido en las últimas décadas. Quienes entre nosotras somos teóricas de género hemos sido acusadas de poner en peligro a la familia cuestionando la noción de que los roles sociales propiamente cristianos pue- den derivarse del sexo biológico. Por cierto, ese cuestionamiento no niega las diferencias entre los sexos donde ellas existen, sino que solamente dis- puta ideas tales como “para las mujeres, está en la naturaleza de su sexo biológico realizar trabajo do- méstico, y para los hombres, emprender acción en la vida pública”. Se dice que los estudios de género, y a veces el concepto mismo de género, amenazan con la destrucción de la familia heterosexual tra- dicional, entendida, a la vez, como cristiana y na- tural. En el año 2004, el Pontificio Consejo para la Familia, en carta a los obispos, subrayó el potencial que el “género” tiene para destruir valores femeni- nos importantes para la iglesia y para la distinción natural entre los dos sexos 16 . El Papa Francisco ha expresado también sus puntos de vista: “Estamos viviendo un momento de aniquilación del hom- bre como imagen de Dios. Dios creó al hombre y a la mujer; Dios creó el mundo de cierta manera… nosotros estamos haciendo exactamente lo con- trario”. Pareciera, desde esta perspectiva, que los seres humanos han asumido el poder creador de lo divino. El Papa Francisco ha ido más allá, argu- mentando que quienes promueven el género son como aquellos que mantienen o instalan armas nucleares y que su objetivo es la creación misma. Ello sugiere que no importa lo que sea el género, este comporta un poder destructivo enorme en las mentes de quienes se le oponen –de hecho, una destructividad inconmensurable y aterradora. Se lo representa como una fuerza de destrucción de- moniaca dirigida en contra de los poderes creado- res de Dios. Súbitamente, un concepto académico que ha asumido importancia en debates de polí- tica sobre derechos reproductivos, protección an- ti-discriminatoria, protección legal para personas 16 http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20040731_ collaboration_en.html

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