Educación para la TV

gia sobre este personaje que aprendimos a conocer y temer desde niños a través de los cuentos infantiles., en un mundo claramen­ te ordenado entre ei cien 7 el mal, el amor y el odio, la ale - gría y el sufrimiento. Cuentos que colectivamente nos provoca­ ron el trauma de pensar en la muerte de la madre y en su reem - plazo por la aterradora madrastra, trauma que a medida que cre­ cíamos, otros géneros literarios, orales o dramáticos, se encar 1 garon de mantener vivo. entre ellos, privilegiadamente, el fo­ lletín, la novela rosa y hoy la teleserie romántica. Aún cuando se ha hecho un lugar común decir que "las teleseries son todas iguales", las venezolanas nan cristalizado un modelo, que fija, con regias muy estrictas, la construcción de sus obras lo que permite hacer funcionar con eficiencia la industria pro - tíuctora que la sustenta {el corazón también puede ser puesto en conserva, al decir de Morín). Llama la atención en "La Madrastra" una familia extendida {in - cluye al padre, sus hermanos y sus hijos) que vive en desequili^ brio social debido a ia muerte de la madre (Liareia ). sin .embar g o , existe un engaño y una mentira ,que ocultar, ia autént ica rea lidad: la madre está viva. Han pasado veinte años en la cárcel cumpliendo una condena por asesinato y queda ahora en libertad. Esta situación hace que todos los personajes estén en una sitúa cion social invertida todas las tensiones. u opuesta respecto a su rol real ruto El primer eje engañoso.raaica en la propia Marcia, la que prime­ ramente aparece culpable de un delito, siendo realmente inocente Ello implica que el realmente cu ipaule apareció corno inocente. Esta misma confusión hace que, ñor haber trans _ _ . _reaiao una norma social básica, cual es la de: no-macar, su familia na ten d i d o .es­ te velo soore su existencia a través ce un secreto que da lugar a múltiples chántales. Ello deriva, en que, siendo que es casada socia.Lment e , K areda aparezca Como” soltera Como san nijos, siendo que es madre. Por