Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan
Concepción de masculinidades en jóvenes universitarios – 89 “El sistema solo puede funcionar gracias a la cooperación de las mujeres. Esta coope- ración le viene avalada de varias maneras: la inculcación de los géneros; la privación de la enseñanza; la prohibición a las mujeres a que conozcan su propia historia; la división entre ellas al definir la «respetabilidad» y la «desviación» a partir de sus actividades sexuales; mediante la represión y la coerción total; por medio de la dis- criminación en el acceso a los recursos económicos y el poder político; y al recom- pensar con privilegios de clase a las mujeres que se conforman” (Lerner, 1990; p 120). Este sistema de relaciones de género se enmarca en una sociedad patriarcal que con- siste en la subordinación de un grupo en manos de otro. La Masculinidad Hegemónica es el modelo de hombre que la sociedad enseña, tiene que ver con la naturalización de los roles impuestos por la estructura. Esto quiere decir que las construcciones de la identidad sexual y de género que se presen- tan como lo masculino pasan a ser la norma de cómo debe ser un hombre y desde estos parámetros deben actuar y lograr ser digno de pertenecer a este grupo. De esta manera, comienzan a presentarse una serie de requisitos que impone la masculinidad hegemónica, se plantea como necesario ser bien hombre referido a la exacerbación de las características y roles esperados de lo masculino, y bueno como hombre , vinculado con el cumplimiento de expectativas económicas y de reproduc- ción (Duarte, 1999; Gilmore, 1994). Así también existen los marcadores de virilidad que son pruebas que los varones deben cumplir para medir su hombría, definida como “una actitud valiente y estoica frente a cualquier amenaza; y más importante aún, significa defender su honor y el de la familia. No supone agresividad en sentido fí- sico, sino una lealtad inquebrantable al grupo social que señala la última disuasión ante una provocación. El control de la violencia siempre se basa en la capacidad para la misma, por lo cual la reputación es vital” (Gilmore, 1994, p 54). Con esto, para ser hombre es necesario ser proveedor, protector, procreador y auto- suficiente, este último aspecto apunta a no depender de los otros, sobretodo de una mujer. De esta manera, el ser bueno como hombre 3 implica desligarse y alejarse lo más posible de posiciones de subordinación, en el sentido, de no ser mujer ni adoptar una actitud infantil; pasa a ser fundamental, entonces la necesidad de demostrar y ejercer dominio, y obtener prestigio social a través de estas acciones (Gilmore, 1994). Así, para mantener este estatus en la sociedad patriarcal se deben poner en prác- tica ciertas acciones que permiten reafirmar el rol que cumplen los hombres, como 3 Hace referencia a conseguir la aprobación social como hombre (Duarte, 1999)
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