Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

Construcción de identidades masculinas en estudiantes de ingeniería – 81 o fracaso. “Este modelo definido no admite contrapuntos o alternativas, prevalece, se convierte en estereotipo. Es el modelo hegemónico de masculinidad” (Madrigal, 2009). La demostración y aceptación de masculinidad entre semejantes tiene lo públi- co como espacio privilegiado, pues es allí donde se reúnen, pasan el tiempo libre y donde consolidan las relaciones entre semejantes (Duarte, 2000). Es pues el modo en que los hombres se muestran frente a otros, el modo en que su masculinidad se resuelve de manera performativa. Las máscaras y estrategias de simulación son una especie de gobierno que va ejerciendo su poder sobre los cuerpos masculinos y so- bre su deseo, es un tipo de sometimiento altamente disciplinado que va reduciendo la variedad de contactos emocionales posibles. Comportamientos y sentimientos como el miedo, las emociones y el dolor, son proscritos en muchos espacios, espe- cialmente los públicos. “Ahora sí lloro, pero no con amigos, por ejemplo no sé, cuando son problemas muy grandes, de repente con mi pareja” (Andrés, U de Chile) “Sé que soy diferente, más abierto de mente cachai, si estoy pasando por una etapa soy mamón y lloro cachai. En cambio la mayoría de los que conozco de mi casa an- dan pensando en depredación, ¡ya, vamos a depredar y vamos a tomar! y cuestiones así. Por lo menos mis amigos y de los de la U como se las intentan de dar más de hombres, como machito. […] Me acuerdo que antes siempre decía que uno es hom- bre porque nace con un pene y dos cocos 12 , y no se decía nada de ser fiel a tu palabra, ser leal, proteger a tu familia. Todo eso significa ser hombre y es difícil cachai, es bien difícil. A veces no eres leal a tu palabra, ser el que reciba el primer golpe y cuestiones así, eso significa ser hombre y no ser abusivo” (Daniel, USACH). En la estrategia de simulación lo que se instala no es una no-verdad , sino más bien un cuento que se sabe que no es creído, pero todos quienes participan de ese relato siguen el juego de la metáfora que allí se construye. Esto es particularmente evidente en temas vinculados a la sexualidad (los encuentros amorosos, el tamaño del pene, la cantidad de parejas, la potencia sexual) y suelen enmarcarse en conversaciones lúdicas, sin que por ello se ponga en cuestión la veracidad de este cuento mítico. Para Guasch (2006), el repertorio dramático y teatral es conocido desde hace ya tiempo por las ciencias sociales, son representaciones que escenifican un mito que se repite constantemente y de las cuales no se puede identificar un original claro; de allí su carácter performativo. Este enmascaramiento resulta problemático, pues se con- 12 Testículos

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