Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan
60 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan En el fondo, lo que se persigue es dar cuenta del sistema de valores que permite que a las mujeres se les asocie con la naturaleza y a los hombres con la cultura. Esta perspectiva tuvo gran influencia en los años setenta y ochenta. Sin embar- go, fue criticada por ser eurocéntrica ya que las nociones de naturaleza y cultura se piensan desde las sociedades occidentales, lo cual puede sufrir variaciones en sociedades no occidentales (Moore, 1991). La visión materialista de las relaciones de género, se centra en lo que hombres y mujeres hacen, lo cual lleva a atender la división sexual del trabajo y de la vida so- cial en las esferas doméstica – donde se despliegan preferentemente las mujeres – y pública – que es donde se insertan los hombres (Moore, 1991). Dentro de este enfoque destaca Eleanor Leacock, quien plantea que la subordi- nación de las mujeres no es universal, esta es una visión ahistórica sobre la materia. Leacock se acerca a Engels al afirmar que el desarrollo de la propiedad privada de los medios de producción es lo que genera la subordinación de la mujer respec- to al hombre, a la familia en tanto unidad económica autónoma y al matrimonio monógamo. La propiedad privada y su desarrollo se relacionarían con la división y jerarquía de los sexos (Moore, 1991; Montecino y Rebolledo, 1996). En las socie- dades precapitalistas hombres y mujeres eran individuos autónomos que ocupaban posiciones diferentes pero no de distinto valor social (Moore, 1991). Esta perspectiva fue criticada por las feministas culturalistas, pues consideran que las materialistas se basan en divisiones simplistas, como base y superestructura, realidad y representación para afirmar la primacía de las fuerzas económicas en su análisis de la opresión de las mujeres (McNay, 2004) Las distintas teorías feministas y visiones del género se han ido desarrollando de manera crítica y han tendido a la síntesis buscando formas de combinar elemen- tos de las distintas teorías ( Lengermann & Niebrugge, 2010). Lo anterior constituye una de las tendencias dentro de los estudios de género, en este marco podemos inscribir la propuesta realizada por Moore (1991) de pensar lo simbólico y lo material a la vez, sosteniendo que todo análisis debería conside- rar las dos aristas: qué hacen las personas y las interpretaciones culturales de esas acciones. “Las ideas culturales sobre el género no reflejan directamente la posición social y económica de la mujer y del hombre, aunque ciertamente nacen en el contexto de dichas condiciones” (Moore, 1991, p. 53). Ello porque tanto hombres como mu- jeres respetan los estereotipos sobre todo a la hora de plantear sus intereses. Los estereotipos no son de carácter psicológico, sino que tienen una base material que contribuye a consolidar las condiciones sociales y económicas dentro de las cuales se generan (Moore, 1991).
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