Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

Lo juvenil y el género: pistas para su abordaje – 49 En discusión con esta postura encontramos una segunda perspectiva, que busca comprender las condiciones que permitieron la emergencia del sujeto juvenil en la sociedad como parte de un proceso histórico (Aguilera, 2014; Duarte, 2000; Salazar y Pinto, 2002). Existen, al respecto, distintas versiones. Una primera versión, sostie- ne que los jóvenes – como los conocemos hoy en día – nacen después de la Segunda Guerra Mundial, con su entrada masiva en la escena pública y con el desarrollo de un mercado de consumo y cultural dirigido especialmente para ellos (Hobsbawm, 2009; Reguillo, 2001). Una segunda versión, plantea que desde finales del siglo xix y principios del siglo xx comienza el proceso en el que aparecerá la juventud en América Latina, asociada al desarrollo y cobertura de la educación. En este contexto, es hegemónica la figura del joven estudiante, perteneciente a las clases sociales altas y medias (Aguilera, 2009; González, 2013; Subercaseaux, 2011; Urteaga y Pérez Islas, 2013). Por ende, el ser joven se constituía en una especie de privilegio reservado para algunos: aquellos que podían costear el retraso a la entrada en el mundo del trabajo y de la adultez. Al respecto, Aguilera (2014) afirma que durante las primeras décadas del siglo xx se estabilizaron los atributos culturales que hoy le asignamos a la juven- tud en Chile. En esta misma línea, González (2013), señala que durante las primeras cuatro décadas del siglo xx chileno el sujeto juvenil es eminentemente masculino, urbano y de clase alta o mesocrática. Lo importante de esta discusión – más allá de buscar la “fecha de nacimiento” de la juventud – es el reconocimiento de que el sujeto juvenil es una construcción socio-histórica en cuya emergencia y constitución confluyen distintos factores como las estructuras económicas, políticas, sociales y culturales junto con la agencia de los sujetos individuales y colectivos. A la vez se sostiene que la juventud emerge y se experimenta de manera diferenciada en la sociedad, es decir, dependiendo de la clase social, del género, de la ubicación geográfica, de la etnia, etc. En Chile, las ciencias sociales y humanas han estudiado a los jóvenes con distin- tos énfasis dependiendo del contexto académico e histórico en el que se despliegan estas investigaciones (Aguilera, 2009, 2014; Duarte, 2005; Muñoz, 2011). Resulta necesario realizar la distinción entre la categoría juvenil y el actor social joven. Lo primero remite al estudio que las ciencias sociales y humanas han efectuado sobre los actores jóvenes y las distintas perspectivas teóricas para acercarse a su estudio. Lo segundo, corresponde al actor joven que se despliega a lo largo del siglo xx desde distintas posiciones estructurales (clase, ocupación, educación, género, localización, etnia, etc.) y por ende, desde distintas expresiones culturales (Crompton, 1994). El campo de estudios de juventud se viene desarrollando en Chile de manera sistemática desde la década de 1980 (Aguilera, 2009), en contexto de dictadura cívico militar, pasando por distintas epistemologías de lo juvenil, tales como: aquellas que entendían a los jóvenes como sujetos parciales y anómicos; aquellas que buscaban su

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