Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan
42 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan sus despliegues – lo que está permitido sentir, experimentar y desear – y sus limita- ciones/prohibiciones – lo que no deben hacer, sentir y desear –. Estos cuerpos juveniles y sus sexualidades han venido siendo gestionados de ma- nera unilateral y autoritaria, variando en cada época la expresión concreta de esa ges- tión, pero obteniendo resultados similares de subordinación y castración en las per- sonas consideradas menores. En diversos agrupamientos ancestrales, y posiblemente en algunos hasta la actualidad, se construyeron ritualidades en torno a los procesos corporales-sexuales (que hoy se denominan de pubertad), que marcaban alguna mo- dificación en el modo de ser de cada sujeto/a y de sus posiciones al interior de su grupalidad. La lectura contemporánea que de ello se ha realizado, ha apuntado más al reforzamiento de los imaginarios adultocéntricos al concebirles como individuos pasivos/as respecto de los cuales la estructura social opera y que logra condicionar sus despliegues sexuales. Estos modos de gestión solo han sido posibles porque el patriarcado sostiene al adultocentrismo y se nutre desde él, en los dos componentes ya vistos – el material y el simbólico –, pero sobre todo se verifica en este componente corporal-sexual. El sistema de dominio patriarcal ordena esta gestión con su normatividad hetero- sexual, con su ideología machista, con el sexismo que cosifica los cuerpos y con la homofobia como límite para el imaginario masculino impuesto. En el contexto de cambios epocales –situacionales e institucionales – que han afectado al modo patriarcal, para la gestión de sus corporalidades, los varones cuen- tan con un conjunto de privilegios que se han afianzado sin modificaciones estruc- turales relevantes, más bien consolidando a este patriarcado. Por su parte, para las mujeres estas modificaciones epocales, si bien han significado mayor acceso que las generaciones anteriores para estudio, trabajo y acción política, no han transformado las condiciones de dominio patriarcal que las organizan. La violencia del “orden” libidinal” 7 que existe en nuestra contemporaneidad, se evidencia en un conjunto de restricciones al despliegue que estos sujetos jóvenes di- ferenciadamente experimentan en sus diversas experiencias de socialización, siendo las más relevantes las del ámbito familiar y escolar, que circulan socialmente como sacralizadas y por lo tanto vuelven incuestionable lo que en su interior se produce. Un énfasis ha de hacerse en América Latina para el influjo que siguen teniendo los 7 La economía libidinal se conceptualiza como: “La expresión “economía”, en su alcance genérico, hace referencia al orden de la casa (habitación) humana , o sea a los regímenes humanos de extracción, producción, intercambio, distribución y consumos de bienes y servicios y puede extenderse a los regímenes también inevitables que determinan su comportamiento libidinal (las raíces objetivas y sub- jetivas de sus deseos) y más específicamente el empleo legítimo, por institucionalizado, de su sexualidad genital , o sea orientada a la producción de nuevos seres humanos y con ello a su reproducción/con- tinuidad en el tiempo como espacios socio-culturales” (Gallardo, 2014; 18).
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